NO PUEDO CON MI HIJO
Freya Escarfullery* Una de las mayores causas de insatisfacción y puede que de preocupación paterna que se nos expresa casi a diario a los que nos encargamos del trabajo con niños, es “nuestro hijo es ingobernable”. La queja abarca distintos ámbitos: “no come, no duerme, y si se duerme después de grandes esfuerzos, se levanta de madrugada y a partir de ahí, ya no hay quien descanse; se viene a nuestra cama, coge grandes berrinches si no consigue lo que quiere”. Algunos pegan, otros muerden – incluso a sus padres. La lista es larga, y estamos hablando de lactantes, de niños que aún no andan, o que están haciendo sus pinitos con la marcha, con la alimentación, con el lenguaje