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PROFESOR GREGORIO KLIMOVSKY. “IN MEMORIAM”

PROFESOR GREGORIO KLIMOVSKY. “IN MEMORIAM”

Roberto Fernández*

El profesor Gregorio Klimovsky murió el pasado 19 de abril de 2009, en Buenos Aires.

Con su muerte se produce la desaparición de uno de los representantes más simbólicos de una época que puede considerarse dorada de la formación universitaria argentina y del desarrollo científico que se fue dando a su alrededor y como consecuencia de su actividad. La universidad argentina dio frutos sumamente importantes en la década de los 60 y contó con una generación de grandes maestros, tanto en ciencias naturales como en ciencias sociales, otorgándole a la investigación un papel preponderante que se convirtió en orgullo para el país.

 Gregorio Klimovsky puede considerarse uno de los iniciadores de la llamada “Filosofía de la ciencia” y de la “Epistemología” en la Argentina. Constituyó parte de un grupo científico que se nucleó alrededor del matemático investigador Julio Rey Pastor, científico español radicado en el país y con Vicente Fattone, filósofo y Mischa Cottlar. Tempranamente, a partir de su posición en el estudio de la ingeniería, fue orientado por Rey Pastor hacia las matemáticas. Klimovsky comentó en alguna ocasión que, haciendo matemáticas, probablemente su gusto por la filosofía, le permitió ingresar en el terreno de la Lógica.

Como docente en la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, formó, junto a Rolando García un sólido equipo de trabajo que promovió que la facultad se convirtiera, a partir de la década del 50 en el mejor centro de investigación de América Latina. Esta época fue también representada en su brillantez por la actividad de la Editorial Universitaria de Buenos Aires, que promovió una difusión de títulos sin precedentes y se convirtió en tribuna de pensamiento para las actividades académicas y las de investigación en todos los ámbitos. Excelente período, además, para la expansión de las ciencias sociales, en particular, la sociología, la antropología y la psicología, en sus diversas ramas. El Psicoanálisis conoció, a su vez, un período de esplendor.

Científicos perseguidos en España por la dictadura franquista hallaron lugar e hicieron sus aportes en la formación. El matemático Rey Pastor era uno de ellos. Las circunstancias políticas del país hallaron siempre su reflejo en las actividades académicas de la universidad. Klimovsky es un claro ejemplo de los efectos de estas circunstancias en las condiciones de ejercicio de las actividades docentes y académicas, ya que, a lo largo de su carrera, sufrió varias veces el tener que abandonar sus tareas, ya sea por ser excluído o por tener que renunciar.

Hubieron momentos singulares en esta relación con las sucesivas alteraciones del poder político en el país, a raíz de las distintas intervenciones de las fuerzas armadas, interrumpiendo los procesos democráticos, ante el fantasma del supuesto avance del izquierdismo, cuyo refugio natural era pensado vinculado al conocimiento y al saber universitarios. Los efectos de la revolución cubana y la irradiación de las simpatías de izquierda en toda Latinoamérica encendían la desconfianza de los sectores conservadores, que hallaban en las fuerzas armadas, un instrumento de poder con el cual podía controlarse la orientación política y el poder en el país.

Renunció Klimovsky a su cargo en la Universidad de Buenos Aires, por primera vez, con motivo de la intervención armada en la universidad, tristemente célebre por su denominación como “La noche de los bastones largos”, en 1966.. Los soldados entraron en las facultades y las desalojaron de sus docentes y alumnos. La ocupación militar significó un drenaje fundamental de científicos que, o bien quedaron desvinculados y obligados a un ostracismo interior, o bien debieron emigrar, a su vez, a otros destinos. El gobierno del entonces general Onganía se encargó de esa primera “limpieza” de los claustros universitarios y la consecuente sangría del saber y el conocimiento que ellos representaban.

Su último enfrentamiento al poder militar quedó plasmado en su renuncia durante el régimen del general Videla, a raíz del golpe militar del 76, sangrientamente inscripto en la historia del país y del mundo, por sus repercusiones. Klimovsky luchó siempre, desde cada una de sus tribunas. Terminó incorporándose, luego de la recuperación democrática del 83, durante el gobierno de Alfonsín, en la Comisión nacional sobre la desaparición de personas (CONADEP), y participó de la investigación y confección del informe conocido como “NUNCA MÁS”, que diera lugar al juicio civil hacia los militares responsables del genocidio y violación de los derechos humanos en la Argentina. También había participado en la Asamblea permanente por los derechos humanos, asociación civil a la que brindó su apoyo incondicional.

El Profesor Pastor Rey expresó su deseo de que, alguna vez, sus discípulos y la gente que lo rodeaba en sus investigaciones, fuera reconocido como el “Círculo de Buenos Aires”, por analogía con el “Círculo de Viena”. Klimovsky consideró que, en cierto modo, ese sueño, podría haberse plasmado en la constitución de la “Sociedad argentina de análisis filosófico” (SADAF). Con Vicente Fattone y con Rolando García, dictó uno de los primeros cursos sobre Lógica y Filosofía de las ciencias, en el Colegio Libre de estudios superiores. Mischa Cottlar fue director en el Instituto de matemáticas de Mendoza, donde también colaboró, y junto a él, a Rolando García, inolvidable compañero de aventuras académicas y universitarias, y Eduardo Rabossi, excelente filósofo, fue gestando su formación y su colaboración entusiasta con investigadores. Algunos de ellos fueron Mario Bunge, conocido epistemólogo, introductor de las ideas de Karl Popper, y presidente de la Asociación rioplatense de Filosofía científica (ARLYF), Carlos Prelat, epistemólogo de la química y profundo conocedor de Historia de las ciencias.

Tuvo intensa relación con destacados psicoanalistas argentinos y también con sociólogos como Gino Germani. Sus colaboraciones para el desarrollo de una epistemología de las ciencias sociales y en particular del Psicoanálisis, han sido numerosas.

Para tener una idea de su actividad, podrían nombrarse algunos de sus cargos y tareas. Fue decano de la Facultad de ciencias exactas y naturales de la UBA. Profesor de la misma facultad. Profesor en la Universidad de La Plata, en la de Belgrano, en el Instituto Torcuato Di Tella, en el Instituto de desarrollo económico y social (IDES). Prof.de Lógica y Fundamentación de las matemáticas en la Universidad de Concepción (Chile) y en la Universidad Central de Caracas (Venezuela). Profesor de Metodología de la ciencia en la Universidad Autónoma metropolitana (UNAM) en México. Pronunció conferencias sobre corrientes epistemológicas contemporáneas en la Universidad de la República, en Uruguay. Obtuvo dos reconocimientos significativos: el Premio Konex de Platino en 1986, por su labor en el campo de la Lógica y la Filosofía de la ciencia. El Premio de la Asociación psicoanalítica internacional, en 1989, por su labor e importancia para el desarrollo del Psicoanálisis.

Publicó numerosísimos artículos y capítulos de obras colectivas, además de un libro donde reseña la historia de su propio pensamiento y sus vinculaciones y campos de exploración, denominado “Las desventuras del conocimiento científico”, Editorial A_Z, Buenos Aires, 1994.

Precisamente, de aquí pueden desprenderse algunas de sus precisiones como aportes al psicoanálisis y a su fundamentación posible como actividad científica.

Sus reflexiones sobre el Psicoanálisis.

Entre los partidarios del Psicoanálisis, como práctica científica, habría quienes podrían acordar en no darle el estatuto de ciencia por ciertas carencias formales. En principio, lo consideran como una disciplina que está provista de medios específicos de conocimiento y de acción que no coinciden con las características de los que son propuestos por el método científico.

Hay otros que prefieren llamarlo simplemente Psicoanálisis, respetando sus particularidades y no denominarlo “ciencia”.

Hay otros que sí piensan que puede considerárselo “científico” Y que brinda un conocimiento estimable como “científico”, basado en una metodología análoga a la que se emplea en campos de la ciencia en general. Klimovsky acentúa que éste era el modo en Freud lo pensaba, incluyéndolo como un saber que podría incluirse entre los que proveían las ciencias naturales. Freud defendía que, en cuanto a la teoría y al tipo de conocimiento que proporcionaba sobre el ser humano, el Psicoanálisis podía considerarse una auténtica ciencia. Como ejemplo bastaría citar el texto : “Múltiple interés del Psicoanálisis” (1913). El método terapéutico sería más específico, basado en un concepto de investigación clínica. Resulta imposible desligar a Freud de las influencias del pensamiento médico fundante de su formación, una tradición de maestros formados en el fisicalismo, pero los hallazgos freudianos lo condujeron a pensar un modo de figuración para el alma humana, cuyos modelos procedían de su conocimiento neurológico.

En el grupo que podría considerarse de críticos del Psicoanálisis, puede tomarse a Mario Bunge, quien afirma que el Psicoanálisis no es científico, porque se ha demostrado que todo lo que se denomina “mental” está relacionado con la actividad cerebral y sus funciones. Según él, el modelo freudiano daría lugar a pensar lo mental como una sustancia distinta de la sustancia material, cayendo de este modo, en un dualismo no científico. Sin embargo, Klimovsky propone pensar que Freud no fuerza al reconocimiento de la existencia de una sustancia mental, sino que más bien no toma posición en cuanto a la reductibilidad de uno a otro. Ha sido fundamentalmente un defensor del carácter provisorio de las teorías, por su apoyo en hipótesis que pueden llegar a ser cuestionadas y rechazadas o sustituidas por otras.

Freud se caracterizó por considerar que el conocimiento tiene como rasgo fundacional el de configurarse como hipótesis provisoria, aceptable por sus logros explicativos, predictivos y terapéuticos acerca de los fenómenos estudiados.

Otros, como Nagel, consideran que el método hipotético (característico de la actividad científica) sería impracticable en Psicoanálisis porque no se podrían contrastar sus teorías o en qué medida se confrontarían con el material clínico de modo confiable. Según Klimovsky, si se radicalizara la exigencia con relación a la aplicación del método hipotético deductivo, quedarían excluidas del ámbito científico casi todo el conocimiento psicológico, el sociológico, el antropológico, la psicología social, la politología y gran parte de la economía, en la medida en que todas estas actividades cognoscitivas emplean términos y conceptos con un alto índice de vaguedad y escasa precisión o rigor.

Para Klimovsky, la pregunta fundamental sería : “¿sólo se puede hacer ciencia con toda seriedad cuando se emplean los más nítidos y exactos procedimientos de simbolización y de definición rigurosa?”

Expulsar del ámbito de la ciencia a todo aquello que emplee conceptos y expresiones lingüísticas con cierta vaguedad sería como arrojar el bebé junto con el agua del baño. Es una cuestión de carácter práctico. Se trataría de eludir las exageraciones. No hay más remedio, en el momento en que las teorías se formulan o atraviesan las primeras etapas de su desarrollo, que aceptar cierta vaguedad conceptual y estar atentos en cuanto a la corrección o incorrección de las deducciones en que se emplean. El Psicoanálisis no escaparía a la obligación “moral”, desde un punto de vista científico, de ir poniendo mayor rigor a la formulación de sus hipótesis y qué es lo que se afirma con una teoría. La refutación es un motor de cambio, no señal de fracaso, y permite el desarrollo.

En psicoanálisis, el material se constituye del lenguaje oral del paciente, pero también de su conducta en sentido amplio, dispuestos de tal modo que implican resignificaciones y que éstas permiten contrastar hipótesis acerca del deseo que habita al psicoanalizado. La observación es la piedra de toque científica de Freud y es ella la que otorga validez y alcance a las teorías y actividades que en la teoría se describen. Siguiendo una línea característica de quienes aplican el método hipotético deductivo, se hallaba convencido del papel central que tiene la observación, tanto en la formulación como en el desarrollo y cambio de las teorías científicas. El objetivo sería que, a través de su propia aplicación científica, se adquiera una mayor nitidez y ajustes formales a las hipótesis y argumentaciones teóricas. Freud mismo ha sido un ejemplo de esta labor, al ir formulando a lo largo de su práctica constantes resignificaciones de sus primeras intuiciones teóricas para validar su procedimiento.

El profesor Gregorio Klimovsky ha sido para muchos, el modelo del maestro que lidera la investigación con su propio ejemplo, brindándose a la tarea del conocimiento combatiendo las emergencias del dogmatismo en la transmisión y difusión de sus ideas. Ello, sin perder el rigor y la seriedad de su posición, siempre comprometida con su medio social y su tiempo histórico.

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*          Sobre el Autor: Dr. Roberto Fernández, psicoanalista, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina y de la Asociación Psicoanalítica Internacional, miembro titular de la Asociación madrileña de psicoterapia psicoanalítica y docente de la Asoc. escuela de psicoanálisis con niños y adolescentes.

Revista nº2
Artículo 6
Fecha de publicación: JULIO 2009


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