Iluminada Sánchez-García **
Un acervo para una construcción continua
Resumen: Este texto, expuesto en parte, en la presentación del libro “Clínica Psicoanalítica contemporánea” el 20 de enero de este año, hace un recorrido por algunos de los aspectos y aportes más significativos del pensamiento de los autores y sus ponencias publicadas en la mencionada recopilación en el área dedicado a Familia y Pareja. Por otra parte, recoge una breve exposición donde se articulan los aportes de dichos autores con el enfoque de la tarea con los padres de los pacientes niños y adolescentes según el método impartido en Aecpna.
Summary: This text, partially exposed during the presentation of the book “Contemporary Psychoanalytic Clinic” on January 20th of this year, reviews of some the most significant aspects and contributions of the authors thinking and their presentations published in the area dedicated to Family and Couple. Additionally, includes a brief exposition that articulates the contributions of these authors with a focus on the task with the parents of child and adolescent patients according to the method taught at Aecpna.
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La presentación de una obra es siempre un acto que pone broche a una sumatoria de esfuerzos centrados en lograr una transmisión. En este caso, es la sumatoria de esfuerzos organizativos, a lo largo de varios años, de encuentros con profesionales de prestigio que aportaron textos que merecen estar en nuestro acervo. Textos que ensanchan nuestra escucha.
En el Ciclo dedicado a Pareja y Familia, sobre el que voy a hablar, contamos con los textos de: Janine Puget, Isidoro Berenstein, Elvira Nicolini y Luís Kancyper. Grandes figuras del estudio e investigación sobre la teoría y clínica vincular.
La introducción a este Ciclo estuvo a cargo de Lea Forster, especialista en familia y pareja, arrojándonos una luz inicial en la antesala del discurrir de los textos, situándonos en los cambios sociales que resuenan en los vínculos y que, como analistas, nos interpelan marcando la necesidad de una apertura del pensamiento, sin perder las referencias, a lo nuevo que se nos presenta.
Estos autores investigan y cuestionan lo establecido promoviendo nuevos hallazgos y aportes, que en ocasiones han creado polémicas. Comparten una mirada sobre el sujeto desde la perspectiva de su encuentro con el otro y los otros; sus propuestas encaminan el objetivo, más allá de lo individual, hacia lo plural y ahí concentran y, a la vez abren, su enfoque; cada uno desde su ángulo particular de visión examina y enriquece el estudio de los vínculos.
Haré un breve recorrido por las ponencias y sus autores, según la secuencia en la publicación. Al final, añadiré algunas reflexiones concernientes a nuestra tarea como analistas en el área infantojuvenil.
En “Cada vez nos conocemos menos”, Janine Puget, nos confronta desde el primer párrafo con las dificultades de despegarnos de los modelos científicos aceptados y de los valores sociales y culturales heredados, indicando con ello una circunstancia a contemplar siempre y, específicamente, cuando reflexionemos sobre las problemáticas vinculares.
En el ámbito de las relaciones de pareja, señala el encuentro con lo histórico de cada uno de los componentes de la misma, lo construido y lo heredado en cuanto a cómo ha de ser una pareja, cómo estar en ella y el peso del deber en la relación. Extrae y desarrolla los diferentes puntos de conflicto en estas interrelaciones: Las trampas del narcisismo; Los desencuentros entre los modelos heredados y los cambios actuales; El encuentro con las diferencias, con lo no previsto o lo imprevisible; Los recursos narcisistas como modo de eludir la tarea que conlleva relacionarse.
Termina su presentación comentando aportaciones de Piera Aulagnier, algo ilustrativo de su proceder: dando espacio al otro, al otro-colega. En uno de sus ateneos se pudo recoger una frase muy representativa de este talante: “Me gusta discutir con otro autor y dar cuenta de nuestras diferencias”. Como este otro comentario: “Todas las perspectivas son enriquecedoras en el sentido de que cada una habla del sufrimiento, lo define, emplea un vocabulario propio de su lógica, a su cuerpo teórico, y no tiene por qué coincidir porque son distintos anteojos, distintas visiones; pero a pesar de que son distintas uno puede usar las diferencias para cuestionarse, no para anularse.” (2019). Su propuesta parte de interrogar lo ya establecido. Favorecía la atención a la diferencia con sus colegas, más que al consenso. Defendía y valoraba el no estar de acuerdo como un posicionamiento idóneo para la investigación y la reflexión, estimando la diferencia como riqueza y que, en lo cambiante, en lo incierto, en lo diferente, está lo creativo.
A lo largo de su obra reconocemos un lenguaje propio con aportaciones y conceptos que suscitan la apertura del campo de visión. En su fecunda y larga trayectoria – vivió y participó en encuentros científicos hasta que falleció a los 94 años – construyó un amplísimo legado; nos aportó conceptos como subjetividad social, incertidumbre, ajenidad, acontecimiento, diferencia radical, lógica heteróloga y discontinuidad… entre otros. Nos adentra en el escenario vincular, el encuentro entre dos o más: el par analítico, la pareja, la familia, lo grupal, lo social, entendiéndolos con efectos subjetivizantes.
El espacio entre dos plantea un espacio imposible de ser franqueado, suponiendo una diferencia radical y una fuerza motriz perenne ligada al principio de incertidumbre. La incertidumbre será un factor necesario para la conformación de cualquier vínculo, presentando la oportunidad de un hacer productivo a partir de la diferencia radical.
Aborda lo vincular en sus consecuencias: el encuentro con la diferencia, con lo ajeno; ese espacio entre en el que se constituye el sujeto a partir del encuentro; encuentro que da paso a intercambios donde se inicia un proceso de subjetivización desde lo de adentro y lo que viene de afuera, lo pasado y lo actual; afectando así a todos los integrantes en vínculo, puesto que los encuentros con los demás producen efectos mutuos. Nos dirá que estar con otros nos aboca a hacer algo con esa alteridad, con lo que se nos presenta, con lo incierto.
Describe su tarea con parejas, familias o grupos como un hacer con los vínculos. Su enfoque no estará en las individualidades sino en el vínculo con o en función de, es decir, desde la alteridad y la impronta que ésta deja en cada componente, así como en la vincularidad que conforman.
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En“Familia: Situación y términos”, Isidoro Berenstein nos habla de que en cada sujeto habitan tres mundos: el intersubjetivo, el intrasubjetivo y el mundo sociocultural. En este trabajo, nos muestra el lugar desde dónde enfoca su tarea terapéutica con la familia y nos dirá que ésta puede ser pensada desde lo que se transfiere y desde lo que interfiere al hacérsele un lugar a lo ajeno del otro. Tanto en la pareja, como en la familia que esa pareja compondrá, estarán en interjuego la historia individual y la historia que irán construyendo.
Investigador incansable, cuestionaba y replanteaba todo lo hegemónico y propuso nuevas formulaciones, estando su obra, en gran parte, dedicada a la metapsicología de lo vincular. Desde que comenzó a plantearse la impronta de la relación con el otro de un modo ampliado, es decir, abordando la diferencia, los intercambios y aspectos que concurren, encontró la necesidad de precisar la noción de vínculo, así como una metapsicología de lo vincular.
Pensador original, replanteó conceptos básicos del psicoanálisis. Propongo tres citas para ilustrar su enfoque metapsicológico: una: “…la transferencia no es solo una suerte de repetición cada vez con una diferencia, sino que tiene el carácter de creación, de nuevo, y esto se deriva de considerarla también como un vínculo entre dos sujetos. Nuevo quiere decir que no está inscripto anteriormente…” Otra: “… Está el Edipo y cubre un territorio, pero no todos los territorios. Esto lleva a que todo lo que estaba en el centro se ha de ubicar de otra manera, para la teoría, para la clínica y para la educación también.” Y otra más: “Diría que la teoría de la libido está vigente y cómo no estarlo, pero no alcanza. Entonces tendríamos que decir que las nuevas proposiciones anteriores no alcanzan. El tema fuerte para el Yo es que el otro no se deja investir totalmente por la libido, se deja investir sí, pero no del todo y eso “no del todo” es lo ajeno”. *
Alteridad y alteración, nos dirá, derivan de alter y que la identidad tiene un vasto reino. Todos somos yo y todos somos tu y todos estamos en relación con otro; habrá una semejanza ilusoria mediante la identificación y, a la vez, algo que queda por fuera, que es la ajenidad. En esta dialéctica, – entre lo no conocido por conocer y lo conocido por reconocer, entre lo ajeno y lo semejante – surgirán diferentes formas de relacionarse y de conflictos.
El vínculo, nos dirá, plantea un conflicto entre lo individual y lo intersubjetivo, entre la identidad y la pertenencia, entre el permiso del otro y la decisión de hacer. Desde estos planteamientos surgen sus aportaciones teórico-clínicas sobre lo que confluye en las relaciones, en el dos o más, en el nos-otros, en el uno entre y con otro/s: la familia, la pareja, el entorno y lo social. Añadiendo que sentimientos como la autoestima, la envidia o la pertenencia, entre otros, a menudo considerados en el campo de la individualidad, podrían pensarse desde lo vincular.
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Elvira Nicolini, psicoanalista en Italia, es especialista en el campo de la familia y pareja y miembro fundadora de la Asociación Internacional de Psicoanálisis de Pareja y Familia. Autora de numerosos artículos y libros sobre esta especialidad y sobre el carácter.
En su texto “Conflictividad familiar y adopción”, nos lleva desde su experiencia como terapeuta, articulando con casos y fragmentos clínicos, su trabajo en el campo de la adopción, abordando lo relativo a dichos vínculos y sus vicisitudes. Explora, aportándonos hallazgos, esa modalidad de filiación: lo referente a las fantasías que se generan y los avatares de la Novela Familiar.
A lo largo de su vida profesional, ha ido trabajando sobre las aportaciones del psicoanálisis actual a la psicoterapia psicoanalítica de parejas y familias, la distinción entre la noción de relación de objeto y el vínculo, el papel de las identificaciones y los efectos de la alteridad radical presente entre los sujetos que constituyen y son constituidos por el vínculo. Y, desde ahí, nos lleva a sus planteamientos en torno a la clínica y los modos de intervención en los dispositivos de atención a parejas y familias.
Atender a parejas y familias la convoca a que «no es un dispositivo clínico “tradicional”: el paciente del que nos ocupamos es una pluralidad, donde hay una historia compartida y vida cotidiana común, en una relación duradera y significativa…», y añade, en este punto, las palabras de René Kaës (2007) “…con producciones fantasmáticas, acuerdos, contratos y pactos inconscientes y denegativos que subyacen a la dinámica de los conjuntos…”. Circunstancia, que la impele a replantear los instrumentos teóricos y clínicos construidos desde el enfoque de la individualidad, toda vez que lo plural conlleva sus propios interrogantes y problemáticas. Así mismo, añadirá interrogantes que aluden a los cambios sociales habidos y que se reflejan en las configuraciones y modalidades familiares como fruto de nuevos tiempos. Todo ello, conduciendo, a su vez, a imaginarios que subyacen a las nuevas posibilidades, cuestiones que repercuten en lo simbólico: las funciones parentales, las propuestas y procesos identificativos, las producciones interfantasmáticas y otros aspectos asociados.
En la tarea clínica, respecto a las intervenciones, nos dirá que, el objetivo no estará en hacerles conscientes de algo inconsciente, como busca la interpretación, sino en que surja algo nuevo que plantee la exigencia de una reestructuración, de un cambio, es decir: “producir pensamiento en lugar de repetición, poniendo a trabajar los recursos de la pareja y del dispositivo clínico”.
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Luís Kancyper nos ha dejado una valiosa obra con un amplio e innovador legado. Investigador de pensamiento fecundo, en su estudio articula tanto la teoría y la práctica psicoanalítica como diferentes disciplinas afines.
En “Narcisismo, complejo de Edipo y complejo fraterno” nos expone sus innovadoras aportaciones sobre el Complejo Fraterno, tradicionalmente concebido como una ampliación o desplazamiento de lo edípico con los padres. Considera que ha de ser observado como una especificidad, siendo más apropiado el término Complejo Fraterno que Vínculo Fraterno puesto que Complejo refiere mejor todo el conjunto de representaciones en juego. Nos recuerda que Freud emplea el término “Complejo de los hermanos” diferenciándolo del Complejo de Edipo, en su texto “Algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad” de 1921. Para Kancyper, el complejo fraterno es una de las estructuras – junto al narcisismo y el complejo de Edipo – que determinan la vida individual y social.
En el texto que nos ocupa. aborda otra de sus aportaciones: el estudio de la amistad, situándola como uno de los derivados sublimatorios del Complejo Fraterno y planteando su injerencia en el plano de la Transferencia y Contratransferencia en la situación analítica.
Más allá de este texto, a lo largo de su extensa obra hemos de destacar importantes aportaciones como la adolescencia como fin de la ingenuidad y la confrontación generacional. Aborda la adolescencia en su especial momento de resignificación, de reordenamiento de las identificaciones en la búsqueda de lo propio, de la identidad: “la adolescencia sería a la vez un punto de llegada y un punto de partida fundamentales”, “Lo que se silencia en la infancia suele manifestarse a gritos en la adolescencia”. A lo largo de su obra perfila que, para posibilitar “el reordenamiento de las identificaciones alienantes e impuestas que recaen sobre cada sujeto será necesaria la confrontación generacional”, señalando la confluencia de alteridad y reciprocidad en el camino hacia la libertad personal y el devenir de una vida subjetiva – subrayando que: “el adolescente, sus padres y hermanos han de procesar varios duelos para que este reordenamiento pueda elaborarse.” (2008)
Fueron igualmente objeto de su estudio e investigación: la familia y sus configuraciones, el narcisismo y la alteridad, la metapsicología, el odio, la pasión y el amor; así como aspectos y cuestiones relacionadas a las temáticas vinculares.
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La contemporaneidad como presente continuo siempre en cambio irá exigiendo replanteamientos. Estos autores signarán una vigencia sin caducidad, como todas las importantes aportaciones que van abriendo caminos, ampliando ópticas, inspirando interpelaciones y reflexiones; como referentes para ahondar, constatar o modificar aspectos de una verdad: somos seres en relación, nos constituimos a través de y en vínculos en una impronta que nunca es unidireccional.
La familia, en cualquiera de sus modalidades, es el lugar de las primeras interacciones, siendo por lo tanto el ámbito donde se darán los primeros conflictos. Para todo sujeto que atendamos, la familia estará presente: en su vida, en su discurso, en sus síntomas, quejas y padecimientos.
La familia es el planeta y la patria primera, espacio y circunstancia vivencial dentro del espacio y circunstancia social, microcosmos desde el que se sale al mundo con sus marcas. Es una institución con sus reglas, ideario, proyectos y estatutos. Todo ello desde una transmisión consciente e inconsciente sea verbal o no verbal.
Los postulados psicoanalíticos, partiendo de Freud, están atravesados por la familia y lo que significa para la constitución psíquica del sujeto humano. Así para los que trabajamos con niños y adolescentes, la familia, está siendo, en presente, con su historia, el contexto de nuestros pacientes; donde están las figuras que sostienen las funciones parentales, promotoras de la estructuración psíquica, donde se dan: las dinámicas inter relacionales, la distribución de lugares, donde se da la transmisión de lo transgeneracional, de los mitos, lemas e ideales, donde se dan acontecimientos vivenciales que marcan trayectorias emocionales, que constituyen una nueva historia desde antiguas historias, … Y, el punto de partida es la fundación del nosotros de una pareja, (o de alguien) que acoge a un hijo (desde el abanico de variantes posibles) y, que abrirá con ello, todo el corolario que conlleva el marco referencial-experiencial que se genera para el nuevo ser y su camino hacia la subjetivación, dentro de los vínculos.
En Aecpna
Como impulsores de un método que se fue perfilando, constituyendo para finalmente ser editado en “El quehacer con los padres. De la doble escucha a la construcción de enlaces” (Caellas, Kahane, Sánchez – 2010), nos hacemos eco del valor de la escucha de aquello que concurre en los vínculos padres-hijo/a.
En estos cuatros autores encontramos conexiones y apoyos teóricos concordantes para una labor específica añadida al proceso analítico de un niño o adolescente: El encuentro con la ajenidad que supone un hijo, ese nuevo viejo conocido, el afrontamiento de las diferencias, la relación y la afectación mutua entre los componentes de la familia, lo que circula en el entre dos o en el entre tres; lo que se transfieren o interfieren; la incertidumbre; la impronta de las nuevas tecnologías, los discursos sociales que involucran necesidades, contextos, ideales identitarios, de relaciones, de vida,… y las nuevas expresiones del síntoma.
No trabajamos con el grupo familiar, ni con la pareja, sino que, al ser terapeuta del hijo damos un lugar diferenciado a aquellos que llevan a cabo las funciones parentales.
Un encuentro ineludible y la Doble Escucha en la especificidad de la tarea con los padres
El niño nos llega de la mano de sus padres, aquellos que han hecho la demanda y han tomado la decisión de acudir. Son quienes decidirán sobre cualquier cuestión relativa a su hijo. Esto nos indica el poder que tienen los padres no solamente en un orden práctico sino en un orden interno del sujeto en constitución. ¿Llegan pidiendo ayuda para su hijo o para ellos? Consideramos que, en general, se trata de que la ayuda para ellos con su hijo independientemente de que centren la razón en la sintomatología por la que consultan. Hay un con inevitable, aunque aparezca negado o desvinculado de lo que al chico le sucede. Es una desvinculación defensiva, como si todo lo que pasara fuese causa de esa “ajenidad”, eso que no está bien, eso que han querido encauzar y no han podido, eso que sorprende, preocupa y angustia; eso que asoma en los síntomas del hijo. El síntoma del hijo les involucra, les conmueve y remueve, por eso acuden. Esta es una cuestión que precisamos tener en cuenta al recibir cada caso. Y, en cada caso, estas cuestiones estarán bajo signos diversos y con diferentes modalidades defensivas y relacionales; acuden con sus fantasmáticas.
Recibir, acoger, escuchar los elementos que concurren desde las primeras entrevistas irá conformando un camino que hemos de continuar en los encuentros puntuales a lo largo del tratamiento del chico. Acoger lo que traen los padres es dar respuesta a una doble necesidad que atañe tanto a la de ellos como a nuestra tarea con su hijo, nuestro paciente.
A lo largo de cualquier proceso terapéutico con los niños o adolescentes, los padres también presentarán transferencias, resistencias y/o rivalidades con el terapeuta, fruto de que han dejado en sus manos tanto al hijo como sus propias dificultades parentales ¿Hemos de dar o no cabida a estos elementos en nuestra escucha? Si le damos cabida tendremos la ocasión de reconducirlo y extraer beneficio para lo que nos ocupa: el análisis del niño. Si no, quedamos abocados a las interrupciones sin haber podido intentar reconducir una dificultad que podría haber sido productiva, puesto que esas resistencias y transferencias, como analistas, las reconocemos como reacciones indicativas y de valor para encauzar repeticiones y conflictos.
La gran cuestión es cómo llevar a cabo una tarea con los padres sin que ello se convierta en un análisis paralelo con el del hijo, cuestión ésta, que podría originar interferencias indeseables en nuestra función. Nuestro paciente es el niño, no los padres. Si necesitaran terapia, tendrían que llevarla cabo, en otro lugar, con otro terapeuta, en un espacio propio
Hablamos de la especificidad de una tarea
Situar las circunstancias actuales del niño supone conocer tanto su breve trayectoria personal como la historia de los padres y de la pareja. El niño llega al mundo con un largo bagaje histórico. El contexto vivencial estará constituido por los lugares, posicionamientos en la dinámica familiar, las alianzas, los mitos, las tradiciones… ¿Por qué obviar todo esto en vez de considerarlo? La respuesta a esta cuestión muchas veces estará en el propio analista. Recurro, en este punto, a las palabras de L. Kancyper referidas a nuestra disciplina: “Los padres ejercen una presencia continua en el horizonte del campo analítico, y configuran con el analizante y el analista una estructura singular, que promueve funciones y efectos propios en el analizante y, a su vez, en el analista. A través del trabajo analítico, el analista resignifica a su propio niño o adolescente en relación con los padres de su historia personal”. Como en cualquier tarea psicoanalítica hemos de considerar nuestras reacciones ante la misma.
Dar un lugar a los padres tiene sus dificultades, pero no dárselo puede multiplicarlas o sostenerlas. El lugar del analista en la especificidad de la tarea con los padres del paciente niño o adolescente tendrá que ser desde una neutralidad que permita, dentro de un encuadre claro y diferenciado del concerniente al del análisis del niño, que ofrezca contención y se oriente hacia un pensar conjuntamente sobre ellos con su hijo. Una búsqueda de establecer un acuerdo que les involucre para ayudar al proceso del hijo, encaminándoles desde la queja al querer saber sobre lo que le ocurre al chico.
En esta tarea específica el enfoque de cualquiera de nuestras intervenciones ha de tener presente que los padres no son nuestros pacientes, sin embargo, sí son parte de la tarea con nuestro paciente.
La construcción de enlaces
La intervención prínceps en el trabajo con padres que planteamos es la construcción de enlaces. Una intervención que presenta el punto de encuentro entre algo de los padres depositado, desplazado o proyectado en la relación con el hijo. Es una intervención que enfoca ese lugar entre padres e hijo, ese entre dos/tres, donde confluye algo a discriminar: lo de ellos y lo del hijo. Es decir, recogemos y presentamos lo que circula en el vínculo y las modalidades de relación, que sostienen o propician el malestar; mostrando así lugares y posicionamientos derivados de las relaciones con sus propios padres o hermanos u otras vicisitudes vivenciales. Un enfoque que situamos en concordancia con lo que encontramos en las palabras de I. Berenstein y J. Puget (1997) donde se busca “…transformar un espacio repetitivo y esterilizante en uno creativo y fértil”. Y en palabras de E. Nicolini (2009): Una “intervención que pretende producir algo nuevo, un cambio y que plantea la exigencia de una reestructuración”.
Nuestra tarea con los padres se dirige en exclusiva o mayoritariamente a ese punto del vínculo donde encontramos un enlace entre lo de ellos en conjunción con lo del hijo, ofreciendo un espacio donde puedan pensarse en sus funciones y ser escuchados como padres que acompañan el proceso terapéutico de su hijo.
El psicoanálisis es un método de comprensión y tratamiento del psiquismo humano. La doble escucha y la construcción de enlaces es un método específico de abordaje de la tarea con los padres del niño o adolescente en psicoanálisis, en una escucha de las transmisiones, los malentendidos, las expectativas, los anhelos, el deseo, los discursos, … que conforman el con-texto emocional-relacional donde está inserto – y dependiente – nuestro paciente niño o adolescente.
Bibliografía:
Caellas, A.; Kahane, S.; Sánchez, I. (2010) – “El quehacer con los padres. De la doble escucha a la construcción de enlaces”
Bazán, N.; Moguillansky, C.; Ocaña, R. (2001) – “Entrevista a Isidoro Berenstein” – Revista de Psicoanálisis de APdeBA – Vol. XXXIII – N.º 1 – 2001
Bonanata, B.; Fabbrini, L.; Sánchez, I. (2009) – “Entrevista a Janine Puget” – Revista digital de Aecpna – En Clave Psicoanalítica N.º 02 – Julio 2009
I. Berenstein; Puget, J. (1997) – “Psicoanálisis de la pareja parental” – Ed. Paidós
Cueto, E. (2008) – “Entrevista a Luís Kancyper” – El Sigma.com
Kancyper, L. (1997) – “La confrontación generacional” – Ed Paidós
Nicolini, Elvira A. (2009) – “La pareja y la familia en la teoría psicoanalítica: algunas reflexiones” en Revista de Psicopatología y salud mental del niño y del adolescente (13): 95 – 103 – Abril de 2009
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*Mesa redonda sobre el libro “Jornadas científicas sobre clínica psicoanalítica contemporánea” convocada por Acippia, Aecpna y Ampp el 20 enero de 2024 en la sede de Aecpna, Madrid.
Sobre la autora: Iluminada Sánchez es psicóloga clínica, psicoanalista, psicoterapeuta perteneciente a FEAP. Vicepresidenta, directora del área académica, codirectora de la revista digital En Clave Psicoanalítica y docente en AECPNA. Co autora, junto a Ana Mª Caellas y Susana Kahane, de “El quehacer con los padres. De la doble escucha a la construcción de enlaces”.
Ejerce en consulta privada con niños, adolescentes y pareja en Burgos y Madrid.
Revista nº 23
Artículo 6
Fecha de publicación JULIO 2024