Reconocimiento, homenaje y agradecimiento a Ana María Caellas
Por Susana Kahane e Iluminada Sánchez*
“Vivir en el corazón de los que dejamos detrás de nosotros no es morir”
Thomas Campbell
Iniciamos este relato de lo inabarcable recordando el gusto de Ana María por lo bello y la poesía. Dada nuestra imposibilidad de decir todo lo que nos supuso su vida – y ahora su ausencia – dentro de los márgenes que nos dejan las palabras, recurrimos a estos versos, para expresar algo, un poco, de tanto como nos convoca el no poder volverla a abrazar.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
Miguel Hernández – extraído de “Elegía a Ramón Sijé”
. . . . . . . . . . .
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Juan Ramón Jiménez – extraído de “El viaje definitivo”
. . . . . . . . . . .
La noticia de su inesperada pérdida, el pasado seis de octubre, nos produjo una enorme incredulidad y desolación. Nos resulta inconcebible y muy doloroso pensar en nuestra institución – y nuestro día a día – sin ella.
Ana Mª fundó Aecpna, acompañada por un pequeño y abnegado grupo de apoyo y trabajo. Fue su idea, su visión, su proyecto largamente acariciado. Su tesón y liderazgo pusieron en marcha este espacio que vino a cubrir una necesidad formativa y que, con mucho esfuerzo, siguió adelante y hoy podemos disfrutar como punto de encuentro e intercambio. Fue fundadora, directora, profesora, formadora, alma mater siempre presente, trabajadora incansable.
Gracias a su visión, basada en larga experiencia, se han podido formar tantos colegas que hoy han adoptado ésta ya, no solo suya, sino también nuestra ideología de trabajo.
Después de compartir tantos proyectos y escritura, no nos es fácil escribir esto. Nos cuesta asumir algo inasumible: ya no está nuestra querida amiga, maestra, compañera. Escribir esto es dar cuenta de que nos falta. Nos falta aquella con la que iniciamos una nueva andadura profesional/personal hace casi treinta años.
Vimos y vivimos juntas el comienzo de lo que Ana María llamó su sueño. Un lugar de encuentro, de formación, para aquellos interesados en ser psicoanalistas infantiles, con un plan de estudios secuenciado y riguroso.
Y vino la idea de volcar en la escritura nuestra experiencia, nuestros descubrimientos, nuestras elaboraciones, cuestionamientos y reflexiones. Primero iba a ser un libro sobre psicoanálisis infantil – escrito por las componentes del grupo de los martes – luego se convirtió en un texto a tres voces, sobre algo que siempre nos ocupó en nuestra tarea: el lugar de los padres y nuestro quehacer con ellos.
Ana María fue inspiradora y gran impulsora del método plasmado a seis manos o a tres cabezas – como se quiera decir. Fue un tiempo ilusionado, con estimulantes encuentros, donde fue surgiendo, de modo natural, un sistema de trabajo que dio lugar a que en cada página estemos las tres en un empaste de voces muy gratificante y difícil de explicar. Se articulaban las preguntas, las experiencias, las elecciones de contenido, la selección de temas,… Un tiempo que echamos en falta, ahora más que nunca.
Fuimos tres coautoras, se nos ha ido una parte del equipo que formamos entonces, pero nos queda para siempre lo realizado, lo compartido, las risas, las discusiones de estudio y todos los consensos que surgían como en una maquinaria bien engrasada; lo gozoso de la tarea conjunta. Escribir, exponer y articular. Escuchar las lecturas, sopesar, opinar, seleccionar y decidir.
¿Cómo expresar lo que supone para nosotras esta ausencia indebida, inesperada, inaceptable? Esta absurda ausencia de la profesional brillante, emprendedora valiente, de envidiable clarividencia… y todos los adjetivos propios de su gran valía. Una persona elegante en el gesto y la presencia.
Su impronta, su presencia, no cesarán, quedará impresa en las paredes, en la vida, de lo que alentó y construyó, en esta institución/asociación-escuela, y en nosotros.
Ana María Caellas nos dejó a todos los que tuvimos la suerte de formarnos con ella, un rumbo en nuestra trayectoria profesional; y a los que además tuvimos la fortuna de tener su amistad, nos dejó en lo personal, trazos indelebles.
Son muchos los recuerdos, las anécdotas, en definitiva, lo que nos queda de ella, más allá de un gran legado a sostener y a continuar agrandando.
Una vida que deja un legado de vida no cesará
Anónimo
- Susana Kahane e Iluminada Sánchez son psicoanalistas vinculadas a Aecpna y coautoras junto a Ana María Caellas, de “El quehacer con los padres. De la doble escucha a la construcción de enlaces”
Revista nº 16
Artículo 1
Fecha de publicación DICIEMBRE 2020