Por Dora Nuesch**
Introducción
Mi propuesta para esta mesa redonda, es partir de una breve mención sobre el psicoanálisis descubierto por Freud como el formidable método terapéutico y de investigación de la mente y que luego se fue prolongando, a raíz de la influencia de teorías sociológicas, en el abordaje psicoanalítico de lo intersubjetivo, o sea, el campo de lo que sucede entre los sujetos.
Mi idea después es reseñar como, con el surgimiento del particular concepto de Lo Vincular, esto propicia un interesante abordaje teórico- clínico de familias con presunción y/o consumación de violencias sobre niños: abuso sexual, maltrato y negligencia, que muchas veces cursan bajo formas encubiertas o silentes, en Vínculos donde los sujetos las padecen o las ejercen.
Estas son familias con niños que se cuidan o denuncian solos, que están des-vinculados o en riesgo de des-vinculación, que soportan una in-diferencia que anula responsabilidades y / o culpabilidades relativas a la parentalidad.
Niños (y por extensión adolescentes menores) que parecieran vivir en familias sin padres y se asisten por sus propios medios o bajo formas diversas logran hacerse visibles, ya que sus progenitores o adultos sustitutos ocultan, o ejercen violencias subrepticiamente y donde pedir ayuda es un riesgo muchas veces vital.
Mi presentación, apunta finalmente a plantear desde la perspectiva de los vínculos familiares (y por extensión los vínculos sociales) nuevas posibilidades de pre-venir o como inter-venir en estas situaciones de violencias extremas.
Para ello finalmente voy a hacer eje en dos materiales que resaltan el papel de los secretos de familia (ocultos o revelados) que oscilan entre la supuesta ignorancia y la complicidad en lo que no se ve y no se habla y como entender y tratar la presencia/ausencia de los adultos responsables del cuidado.
En principio sabemos que desde el psicoanálisis de Freud y continuadores tenemos acabados conceptos para la subjetividad individual, el abordaje clásico o intrasubjetivo a los que, como mencioné en la introducción, se han agregados autores psicoanalíticos que incursionaron en el terreno de lo intersubjetivo (lo que sucede entre dos o más sujetos) con variadas teorías y encuadres, son los llamados intersubjetivistas.
Al mismo tiempo se identifica una corriente específica definida como Psicoanálisis Vincular, lo relacionado con los vínculos familiares y conjuntos sociales. Así lo entienden Janine Puget e Isidoro Berenstein, (psicoanalistas miembros de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, filial de Asociación Psicoanalítica Internacional) pioneros en la conceptualización e instrumentación clínica del abordaje de Lo Vincular, ambos desaparecidos en los últimos años y que dejaron pluralidad de aportes especialmente innovadores y también polémicos, pero indudablemente, a mi entender, muy valiosos. Vaya este trabajo en su homenaje.
Voy ahora a profundizar algunos de sus conceptos
En las teorías de estos vincularistas se considera la vigencia de tres espacios de la subjetividad que suceden en simultáneo, correspondiendo a la intrasubjetividad, la intersubjetividad y la transubjetividad. De esta manera el mundo familiar y el social ocupan espacios propios con sus reglas, leyes, lógicas propias y diferentes.
El foco es lo que se va produciendo en el “entre Dos” (o más) pero considerando que el espacio del vinculo es un hacer reconociendo la alteridad de cada uno donde importan los procesos del presente y las relaciones de poder.
Los vincularistas plantean nuevas hipótesis:
Que el hacer-intervención es algo nuevo y lo nuevo, lo que acontece, no coincide con lo que hay. Lo vamos conociendo a través de modificaciones en un vínculo, una institución o una sociedad y no lo podemos referir a lo pasado sino es un nuevo acceso. Importa la relación de contradicción, de paradoja o de discontinuidad con lo que ya hay (porque no hay una hipótesis que abarque a los conceptos repetición y novedad.
Ahora, para ver cómo estos conceptos contribuyen a la posibilidad de pre-venir e inter- venir ante las violencias en los vínculos de familias con niños, voy en particular a hacer puntuaciones sobre el abuso sexual infantil (y agrego adolescente) y sus coparticipación con el maltrato severo y negligencia y como anticipé como eje, los secretos de familia (ocultos o revelados).
Sabemos que, en estos casos extremos, la asimetría de la constitución del sujeto humano vinculado por su inermidad con un otro indispensable, se transforma en una posición asimétrica en que un instrumentador perverso del poder lo reduce a la inexistencia.
Para Juan Tesone el incesto (y su correlato el abuso sexual) no es el negativo de Edipo sino su contrario. Desde Ferenczi el niño espera ternura donde el adulto ofrece sexualidad.
El perpetrador reduce al silencio el pensamiento, produce confusión, ignorancia y falsas expectativas, usa el miedo o el pánico como instrumento y envía mensajes paradojales que le permiten un uso megalómano del poder.
Si con Piera Aulagnier pensamos que pertenecer es necesario, ya que desde el conjunto (social) al sujeto le es impuesto un lugar, para las víctimas la opción es o se alían o quedan afuera y en estado de amenaza pierden los índices de discriminación, ya no detectan el ataque del perpetrador. (J. Puget, L.Wender).
Desde la clínica familiar encontramos que el abuso sexual infantil (intra o extra familiar) sucede en familias o lazos familiares donde coexisten dos leyes, una oficial y otra clandestina, y donde la comunicación se realiza con ocultamientos o significantes falsos y mentiras.
El tabú del incesto y la amenaza de castración están como enunciado pero no tienen significado y predomina el lenguaje de acción. Lugares y funciones están trastocados, inter-cambiados, se sostienen vínculos contrarios sin renunciar a ninguno (la hija es la -amante) en tanto otros familiares son compelidos a ser testigo o cómplice de la consumación del abuso sexual a la víctima, que no tiene alternativa porque lo que está en peligro es la vida.
En ese contexto familiar de in-diferencia se sabe que los niños que guardan un secreto de familia lo hacen a expensas de desarrollar un sentimiento de omnipotencia que los hace sentirse no una víctima sino un héroe: que el secreto se sepa, que la familia se separe, que se encarcele a un padre depende de ellos.
La violencia (y el abuso sexual infantil cuanto más) es efecto y es causa ya que lo secreto tiene que ver con el cuadro de violencia y viceversa la violencia expresa lo secreto en la familia. Inversiones y ausencias del lugar y la función parental que desde la perspectiva vincular son suplidas por los niños, en familias… con niños… sin padres o con padres sin lugar y función parental y muchas veces sin cuidados comunitarios.
Para estas situaciones, la estrategia desde una teoría psicoanalítica de los vínculos abre una perspectiva de novedad al que–hacer, en ese mal con-vivir familiar y social afectado en la discriminación del como pertenecer, incluir, excluir.
Con la idea de ilustrar esto presento dos materiales. El primero es un caso abordado en equipo interdisciplinario escolar integrado por psicólogos, psicopedagogos y asistentes sociales y su vinculación con el juzgado.
En el segundo una viñeta muestra la consulta familiar del psicoanálisis vincular en un encuadre de un consultorio privado. Ambos son casos crudos de Violencias extremas. Mi interés, es visualizar, como se puede trabajar con ellas o como decimos con lo poco hacer mucho… y asimismo pensar y obtener herramientas psicoanalíticas para el trabajo con otros.
Los personajes y datos están alterados por razones de confidencialidad.
Un caso de Abuso sexual infantil intrafamiliar con intervención institucional
La llamada al equipo de Asistencia Escolar se origina en la escuela. Una maestra se entera de la situación y se produce la denuncia escolar.
La hermana menor de Nadia que está en 3er. Grado cuenta a su maestra que ella ha visto al papá entrar al dormitorio de ellos, sacar a la niña de la cama, ver que la toca, la besa y no la deja llamar a la mamá. Un hermano varón lo sabe pero él se desentiende diciendo: “que se arreglen ellos”.
La madre de la alumna, que está en el último grado, concurre a la escuela para pedir a la docente que averigüe sobre la confesión que le hizo su hija sobre que su papá “la visita de noche en la habitación cuando están todos dormidos, la toca, la besa y le dice que no hable”. La madre pide ayuda porque no lo sabe manejar.
En ese momento en el equipo escolar se percibe el contacto con lo intolerable al aparato psíquico. La violencia tiende a anular la capacidad de pensar y actuar en consecuencia pero frente a esto la psicóloga del equipo escolar propone hacer una entrevista conjunta con la directora y se cita a la mamá.
En ella confirma lo que su hija le contó. Nadia la llamó varias veces pero el padre no dejó que ella fuera, lo que indica como es la circulación del poder en esta familia. Ella duda y entonces pide que la revisen para ver si esto es verdad. Están enterados sus hijos de 13 y 7 años y ahora un tío paterno. La hija de 7 años cuenta que el padre le muestra revistas pornográficas para “que sepa cuando sea grande”
Le explican a la mamá que el abordaje es jurídico, médico y psicológico. Ella dice que le teme a la violencia de su marido. Le aseguran que la van a ayudar y que va a ser citada a declarar. Asustada dice: “yo no me daba cuenta”
En el juzgado declaran Nadia y su mamá y después el padre es detenido en su domicilio. En el juicio en los Tribunales se acerca el hermano del padre y dice: “lo que hizo esta chica, es una mentirosa” y que él trajo un abogado que lo va a sacar.”
Un oficial del juzgado dice: “es difícil saber que es fantasía y que es realidad”. Luego la mamá, imprevistamente, no confirma lo dicho. Una desconocida dice “la culpa la tienen los canales, ven mucha tv los chicos” Pasado un tiempo avisan que el juez ante la falta de evidencias, ordenó el cierre de la causa, pero se consigue que el caso pase a sección Tutelar y haya un seguimiento médico y psicológico de Nadia y la mamá.
Viñeta clínica del psicoanálisis del vínculo de familia a través de un caso de abuso sexual infantil extra-intra familiar.
Concurre a una primera entrevista una madre (profesional de la justicia de una ciudad pequeña) con su hija mayor, que tiene 13 años a quien llamaremos A y el hermano menor de A a quien llamaremos E.
Madre: “consulto por mis hijos, me aconsejaron por el descontrol familiar y las acusaciones que me hacen mis hijos, el padre no vendrá porque no puede.” (Mientras ella habla, A. y su hermano no levantan la vista. Se sientan juntos los hermanos y la madre enfrente de ellos. La madre lloriquea) “A, fue abusada, desde los 9 años, durante dos años por un tío y yo no sabía “(mientras cuenta esto llora y los hijos están inmóviles).
Madre: “es mi hermano adoptivo que convivió con nosotros desde que vino a trabajar. A. nunca lo contó hasta dos años después. Ella no lo contaba porque ella es fuerte” (Le toca la mano a A. y ellos continúan con la mirada baja)… “ahí nos enteramos que igual casi sucedía con el hermano. (Vuelve a llorar) ahí yo me culpé, dije que pasó ¡Dios mío que hicimos para merecer esto! y rompí toda relación con él. No lo denuncié porque el desapareció… (hace un movimiento de negación con la cabeza ) … se fue del país, mis compañeros me dijeron…que no lo van a encontrar y la justicia acá es muy lenta y eso ya sucedió…Además, para proteger a mi madre que lo adoraba…eso la mataría!”
(Se hace un silencio prolongado la madre baja la mirada, los hijos las dirigen a la terapeuta como de reojo, sin levantar casi sus cabezas).
Terapeuta: (con energía) “¿Despareció él y desapareció el horror? … ¿O el horror está y no se ve? ¿No se habla? No es solo lo que sucedió, sino lo que sigue sucediendo.
(Los hijos por primera vez levantan las cabezas y se miran…Luego el hermano dice con un grado de violencia a la terapeuta y señalando a la madre)
E: “A ella… ese… (Subraya el adverbio) Y si yo lo ¡La llama varias veces por teléfono! (y a la madre) ¡y vos (en tono acusatorio) lo atendiste, lo seguís atendiendo, mentirosa! digo me amenaza con pegarme“.
(La madre se pone ofuscada y furiosa)
Madre: “ ¡No vinimos a esto!…Ud. ve, siempre me acusan! ¡Me culpan y me culpan!
Terapeuta: “le dicen que vea lo que no ve, que escuche lo que no escucha… (Pausa en silencio tenso) y que hace que la familia no pueda impedir el horror… Que se re-presenta y se vuelve a presentar (otro silencio).
(La madre queda paralizada y muda como una figura pétrea, los hijos toman fuerza y la miran desafiantes)
Terapeuta: “De eso somos responsables y también culpables…” (La madre mira perpleja a todos como desvitalizada) (En la otra sesión vienen con el padre, que, sollozando, dice que viene a hacer una confesión: cuenta que el hermano adoptivo de su mujer, era en realidad un hijo no reconocido del abuelo materno cuyo secreto la madre no quiso nunca revelar y que él temió enfrentarla).
Padre: “ella está en la Justicia y me amenazó que por mi culpa la iban a echar, que iba a arruinar su carrera… ¿no pensó en los hijos? … (Baja su cabeza con tono de culpa)… ¡y yo tampoco!…fui un cobarde…un h. de p!…estuve ciego, no los cuidé, fui cómplice…pero ahora fui a la comisaría y vengo de hacer la denuncia…. No sé si tengo perdón” (solloza y sus hijos solo lo miran).
Final de la presentación
Lo expuesto en estos materiales son escenas de violencia extrema, pero sabemos que en otro grado e intensidad ella es parte del ser humano y sus vínculos.
Intenté mostrar los alcances del encuadre vincular que se da en el hecho de que el vínculo, la producción inter o transubjetiva pertenece a todos y tolerar la ajenidad, la alteridad incluyendo las diferencias, es un objetivo de máxima.
Agregado posterior a la exposición
Voy a adosar ahora algunas reflexiones de las muchas que me despertó el rico intercambio respecto a ambos materiales institucional y clínico.
Sobre las intervenciones psicoanalíticas vinculares en el ámbito de las instituciones.
En este caso de familias donde hay sospecha, indicios o pruebas de abuso sexual infantil un equipo de asistencia escolar amplía sus estrategias con encuadres centrados en los Vínculos, ya que es desde su pertenencia al espacio social que estos casos se le presentan como urgencias de alto riesgo y hacen imperativo inter-venir para detener-impedir-concientizar-prever.
Ante situaciones de colapso se preguntan… ¿qué hacemos? Parece una declaración de la inextricabilidad del hacer-pensar la alteridad que impone Lo Vincular. El equipo hace hablar a Nadia, escucha su mudo alarido en la voz de la hermana y hace entrevistas con ellas y la madre finalizando con hacer la conexión al juzgado.
El abuso sexual es un delito penal. Ante esta familia con dos leyes desde lo institucional se cumple la ley ya que la denuncia la hacen la escuela y la madre pero esta madre dependiente probablemente fue víctima ella misma en su pasado y participa del abuso desde su estado de amenaza.
El padre sostén patriarcal de la familia intermedia entre el mundo público y el familiar y allí se revelan dos vidas, dos leyes. Una diurna-oficial padre, madre, hija en su lugar y otra nocturna clandestina e incestuosa. Implementa psicopáticamente un Poder absoluto al que se enfrenta el contexto interdisciplinario de la escuela donde, desde Educación, se lo vincula con Salud y Justicia, aunque al mismo tiempo se topan con las fallas del sistema ya que el juez cierra la causa.
En las prácticas se ve una cuestión de género. Las mujeres son abusadas, maltratadas y aun así son las que denuncian. Los hombres detentan un Poder con mayúscula y les da permiso para el acto incestuoso. También la Justicia en esa sintonía, lo confirma y así el discurso institucional- social luego victimiza doblemente a Nadia.
El equipo escolar es el único que inter-actúa ajustado a su derecho vinculándola en su presente en resguardo de su identidad como sujeto, su afiliación familiar y su pertenencia social. Hace la denuncia y hace público el sufrimiento de Nadia. Logra impedir las visitas y manoseos nocturnos del padre, apuntando a protegerla desde el vínculo institucional.
Sobre intervenciones en clínica psicoanalítica vincular en la consulta de una familia.
En el caso presentado en el segundo material la terapeuta se basa en:
Lo que se presenta (el centro es lo que está aconteciendo) El hacer (implica la desmitificación de un psicoanálisis que posterga el hacer en vínculos) La presencia (real o virtual) La intolerancia a lo paradojal. Los signos o indicios de la circulación del poder.
Lo hace de esta manera cuando dice:
Terapeuta: ¿Desapareció él y desapareció el horror? ¿O el horror está y no se ve y no se habla? No es solo lo que sucedió… sino lo que sigue sucediendo…Alude en el mayor nivel de simbolización posible del espacio vincular que es la palabra, a la ex – presión o sea apunta a separar la presión que produce la re- negación de lo que aún se presenta. No alude a la representación en lo intrapsíquico de cada uno de los yoes sino a la re-presentación de lo que se vuelve a presentar y aparece como algo des.vinculante y que anula lo nuevo en el espacio del vínculo familiar.
T: Le dicen que vea lo que no ve, que escuche lo que no escucha y eso hace que la familia no pueda impedir el horror…que se re-presenta y se vuelve a presentar.
Aquí la terapeuta oscila entre aludir al espacio intrasubjetivo y al intersubjetivo (es así porque los tres espacios se dan en simultaneidad) de la madre que no ve y no escucha y ser inter-locutora de la circulación del poder (la madre desde un Poder sustantivo hace no se pueda im-pedir el horror) en el espacio intersubjetivo de esta familia.
T: Somos responsables o culpables. Aquí la analista se incluye en el espacio de los vínculos familiares y sociales queriendo presentar la posibilidad de circulación de poder como verbo en esta familia. El poder ser responsables o culpables en cada presentación se convierte en somos donde la terapeuta formula una interpretación inclusiva del espacio social al que ella también pertenece y anular la posibilidad de alguien (la madre) ejercer un Poder sustantivado en el vínculo familiar (y social) que re-niega las opciones de poder, como verbo, de los sujetos sociales.
Respecto de los secretos de familia tanto las inter-acciones como la denuncia y el hacer conocido y público el sufrimiento de Nadia e impedir las visitas y manoseos nocturnos del padre, como el relato en la consulta del abuso de A. que luego de la acción de interpretación de la terapeuta redunda en la revelación del secreto de familia, se producen como un efecto dando una modificación en los vínculos.
Ellas son:
- Nadia pasa a ser escuchada, monitoreada y contenida desde el espacio social a través de la institución Escuela que la sigue conectando con Salud por los efectos traumáticos y Justicia por la defensa de su condición de menor amenazada y vulnerada.
- El padre de A acude a la segunda entrevista con sus hijos luego de hacer la denuncia del abuso en la Justicia y se acusa/pregunta acerca de si tendrá perdón al reconocer su oculta complicidad.
En ambos casoscomo consecuencia, una re-producción del derecho indudable de los menores, de ser en los Vínculos cuidados por los otros.
Hasta aquí estos agregados a las ideas expuestas. Concluyo diciendo que el Psicoanálisis Vincular con su valioso acento sobre lo nuevo parece predecir lo ocurrido con la aparición de la pandemia. Ella nos muestra que, aunque violenta, extrema, incierta, igual permite vislumbrar la posibilidad de acceder a nuevas vinculaciones y descubrimientos, ya que esta vez no son solo comunidades o sociedades sino es el vínculo planetario el que está por demás evidenciado.
ΨΨΨΨΨΨΨΨΨΨΨ
* Ponencia presentada dentro de la Mesa Redonda 2: “El Abuso Sexual Infantil”, del Ciclo de Sábados “La Violencia y Sus Destinos” organizado por AECPNA el 27 de febrero de 2021.
** Sobre la autora: Dora Nuesch.es Psicóloga, Psicoanalista, Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires filial de Asociación Psicoanalítica internacional, Especialista en Niños y Adolescentes API y Vinculo de Pareja de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo.
Revista nº 17
Artículo 6
Fecha de publicación JULIO 2021