Desde AECPNA queremos transmitir nuestro rotundo rechazo por la reciente campaña publicitaria del Ayuntamiento de Almería en defensa y protección de los menores ante la violencia sexual. Dicha campaña comete el grave error de banalizar los abusos sexuales infantiles. Diga NO, diga SI o no diga absolutamente nada, el abuso sexual a un menor es agresión y es violencia. Siempre. Además, tales abusos son un delito y como tal una cuestión pública que debe ser tratada con seriedad y condenarse por parte de la sociedad.
Como asociación que vela por los derechos de las infancias nos sentimos profundamente indignados por esta campaña. Es para nosotros necesario aclarar ciertos puntos que consideramos fundamentales en torno a los abusos sexuales infantiles.
Los niños y niñas libres de violencia sexual desconocen lo que la sexualidad adulta implica. Por ello cuando sufren la violencia sexual desconocen el contenido sexual del mismo, y no es hasta que entra en contacto con la sexualidad adulta, en la adolescencia o juventud que puede codificar los abusos sexuales como tales.
Si bien entendemos que dicha campaña surge en el contexto social y político en el que el consentimiento está en el centro de las relaciones sexuales libres de violencia no se puede plantear el mismo a la hora de hablar de abusos sexuales en la infancia. No es lo mismo la violencia sexual hacia las mujeres adultas que hacía las niñas/niños aun teniendo el problema las mismas raíces sociales y estructurales. Considerarlo similar es de nuevo borrar las diferencias entre el mundo adulto y el de los niños y las niñas y cómo estos entienden las relaciones, más entre las personas de confianza, núcleo en el que como bien apunta la publicidad ocurren la mayoría de los abusos sexuales.
Por todo ello consideramos que estos errores conllevan otra forma de violencia, en este caso institucional hacia las infancias. Es un claro ejemplo del adultocentrismos y resulta paradojal en una sociedad que intenta proteger a las infancias.
Queremos también señalar que el alcance de este tipo de anuncios llega a las personas que un día fueron víctimas, hoy adultos y adultas a las que se les transmite, el falso mensaje de que si hubieran dicho que no, los abusos no se habrían producido, generando mayor sentimiento de culpa e interfiriendo en sus procesos de recuperación. De la misma manera este tipo de mensaje calan en la sociedad generando un mensaje equivocado y dañino hacia las víctimas de tales abusos.
Esperamos que las autoridades competentes puedan tener en cuenta estas consideraciones a la hora de rectificar y realizar nuevas campañas que tengan como objetivo la protección del menor.