A raíz de presentar la sesión clínica de Guadalupe Maroño “¿Dónde ha quedado mi caja de juego?” pensé sobre el tratamiento online con niños y adolescentes durante estos largos meses de pandemia. Brevemente comparto en nuestro blog algunas de las ideas expuestas en su presentación.
Los que trabajamos en el campo de la psicoterapia infantil y juvenil sabemos que el tratamiento online con ellos se inició de forma abrupta e imprevista. Nos vimos obligados a cambiar la técnica y el encuadre a raíz del confinamiento inicial que trajo la pandemia. Antes de este escenario era impensable dentro del campo psicoanalítico que la tecnología que permitía trabajar con adultos facilitara el trabajo con niños. Ahora con cierta perspectiva, y digo cierta puesto que aún continua la pandemia, podemos reflexionar y resignificar parte de nuestro quehacer en la clínica con niños y adolescentes. Pensar en el tratamiento online con niños y adolescentes implica pensar en qué supone este cambio de encuadre para los niños y adolescentes, para sus padres y para nosotros como analistas.
Los niños y adolescentes
Los niños y adolescentes nos han mostrado que si nosotros estamos dispuestos y disponibles es posible la psicoterapia online con ellos. Nos sorprendimos y descubrimos que en una gran variedad de situaciones pudimos continuar los tratamientos con ellos. En el Dispositivo de Atención Psicoterapéutica que realizamos con la asociación Paideia comprobamos que fue posible continuar el tratamiento con los pacientes. En ese trabajo vimos gran variedad de situaciones: niños que incorporaban la pantalla a modo de taquilla de un teatro y al otro lado estaban ellos en el escenario actuando, los que apareciendo y desapareciendo de la vista de la analista actuaban el conflicto con los adultos o los que con su silencio comunicaban la incomodidad con la familia. También los que a pesar de iniciar el tratamiento online establecieron una transferencia positiva y continúan su tratamiento de forma presencial.
Los padres y las madres
Por el lado de los padres decir que es fundamental su colaboración a nivel tecnológico, pero no solo. Como bien sabemos en AECPNA son fundamentales en el tratamiento del hijo. Conocer su entramado fantasmático y el lugar que el hijo ocupa en él nos ayuda en el tratamiento del hijo trabajemos de forma presencial u online. En un primer momento, cuando el confinamiento se hizo obligatorio muchos profesionales cambiaron el encuadre y apostaron por el trabajo con los padres. Era una opción muy plausible sostener y trabajar con los padres para ayudarles a ellos y para que también pudieran ayudar a sus hijos dados los cambios tan bruscos que acontecieron.
Los profesionales
Como analistas de niños y adolescentes considero que debemos pensar en la singularidad del psicoanálisis infantil y juvenil para valorar desde ahí la nueva modalidad. Hemos visto en los tratamientos durante la pandemia que con la modalidad telemática seguíamos accediendo a los conflictos, accediendo al inconsciente y continuaba la dirección de la cura. Sigue siendo posible la creación del espacio transicional del juego y podemos abordar la posición subjetiva del niño, el mensaje enigmático que su síntoma esconde, y que incluye inevitablemente a los padres y su fantasmática.
Pienso también que la no presencia del cuerpo no es impedimento para trabajar de forma online con niños pues accedemos a él a través de la mirada. Gustavo Dessal escribió durante la pandemia en un artículo titulado “¿Qué has hecho tu psicoanalista durante la pandemia?” en el que reflexionaba sobre esta cuestión a propósito del análisis con adultos. Él hacía hincapié en que “la presencia es algo mucho más complejo que la idea simple de la comparecencia física. Se puede perfectamente estar presente como yo real en la realidad, y no obstante estar ausente en tanto sujeto”. Entiendo que si podemos comprender nuestra presencia en el tratamiento online desde esa complejidad y no como mera comparecencia física la fatiga profesional de la que tanto se habló se reduce.
Conclusión
Personalmente opino que a raíz de la pandemia hemos descubierto que el tratamiento online con niños y adolescentes es posible. Hemos descubierto una modalidad que, aunque diferente tiene mucho de la anterior. Esta nueva modalidad vino para quedarse y enriquece nuestro trabajo, además permitirá que ciertos niños y adolescentes continúen e inicien terapia en situaciones que antes no eran posibles como podían ser un proceso migratorio, una enfermedad… La gran diferencia con el tiempo que hemos vivido es que no será una modalidad impuesta y podremos valorar su idoneidad, podremos elegir. Una elección atravesada por la singularidad de cada analista y la cibercultura en la que vivimos. Con cambios como el que afrontamos y sobre el que hemos reflexionado mantenemos el psicoanálisis vivo y de utilidad para la sociedad.
Nuria Sánchez-Grande
Psicóloga psicoterapeuta
Miembro de la comisión directiva de AECPNA