“¡Mi mamá hace todas las cosas que yo quiero!”, dice con lengua de trapo un niño de 5 años, mientras dibuja una figura femenina con un bebé dentro. “¡Es mi mamá!”, rubrica orgulloso.
Un rato antes su profesora comentaba con impotencia todo lo contrario: “Este niño no es capaz de hacer lo que se le pide que haga; ¡algo le pasa!”
Falta la voz de la madre: “Es muy cariñoso, sólo que no se esfuerza nada… se deja hacer”. Y añade tras una pausa: “A mí tampoco se me daban bien los deberes… “
Y con estos tres enunciados, ¿qué relato armamos?
La Psicopedagogía Psicoanalítica es una disciplina centrada en el estudio de los factores que condicionan el aprendizaje, a partir de la comprensión de los aspectos históricos y libidinales constitutivos de cada sujeto, que determinarán la relación que éste establecerá con los objetos sociales.
Psicoanálisis y Pedagogía, desde lugares diferentes, no podrían tener más importancia conjunta cuando se habla del niño/a y su proceso de aprendizaje. Por un lado, para analizar dicho proceso y sus avatares desde la perspectiva psicoanalítica; por otro para llevar a cabo el estudio del sujeto que aprende a través de su deseo y del entramado de vinculaciones y afectos en su historia evolutiva; y desde luego para entender qué de los procesos psíquicos inconscientes está en la base de las dificultades de aprendizaje, cuando no se presentan limitaciones cognitivas u orgánicas que las justifiquen.
En el aprendizaje se parte de la curiosidad, la atención y concentración sobre un objeto de aprendizaje, descomponiéndolo en partes como un puzzle que se armará de otra manera en función de la subjetividad psíquica del niño que aprende, y se hace dueño de él sintiéndose orgulloso de su producción. La fuente es común al resto de compañeros del aula, pero la elaboración final es sólo suya y original.
Importan los vínculos primarios, y la forma en que se ha estructurado su aparato psíquico; importa la forma en que ha llegado a él el objeto de aprendizaje, ya antes de ir al colegio, a través de la palabra de los padres que le anima a preguntar o bien tapona la pregunta; que le muestra y le incita, o bien le sutura; que enuncia y da respuestas, o bien acalla y confunde. El objeto de aprendizaje antes ha sido objeto de afecto, y la atención de los padres hacia el niño ha sido antes atención afectiva y luego atención basada en la palabra y en la escucha.
Es importante que el niño, a través de las identificaciones con sus figuras parentales, se acerque al aprendizaje, no desde la identificación con el pedido de éstos, sino con el deseo de aprender. Al igual que el gusto por la lectura parte de verlo y sentirlo en los padres, así mismo el deseo de saber en el niño parte del deseo de saber en sus padres.
Y el niño llega a la escuela y se encuentra con un escenario que funciona como un sistema, alternativo al familiar e independiente de él, aunque en la misma medida influido por el armazón social en que se constituye. Y tras la palabra de los padres llega la palabra de los docentes; y tras la mirada de los padres está la del profesor en el aula, y las relaciones con los iguales, y el conocimiento que llega a través de ellos.
El educador trasmite un concepto para que sea asimilado pero el resultado de esa transmisión no es previsible, ni el mismo para unos y otros por la implicación de sus subjetividades, a las cuales también se va a incorporar lo que suceda en cada alumno en términos de identificación y transferencia con ese profesor.
A través del psicodiagnóstico psicopedagógico, que se nutre de los conocimientos teóricos, técnicos y clínicos del psicoanálisis, se nos permite reflexionar sobre el sentido histórico subjetivo de las dificultades de aprendizaje y su relación con el afecto y las vinculaciones familiares, así como con los entramados sociales que se ponen en marcha en la escuela, primer escenario del niño en el mundo social y en la ley de la palabra.
El tema es especialmente oportuno en el momento actual, en que se imponen los diagnósticos basados en categorías estancas, en función de una descripción de síntomas, para alcanzar la mejora en el rendimiento sin cuestionarse otro tipo de intervenciones. Es importante ampliar el campo de estudio de manera que no se caiga en análisis simples y reduccionistas que limiten el entendimiento de lo que está en la base de la dificultad.
El conocimiento psicoanalítico permitirá una escucha adecuada del niño y su entorno, una comprensión de los procesos de aprendizaje y de las dificultades, y orientará una intervención basada en restituir en el niño el deseo de aprender, favoreciendo la autonomía en su pensamiento. Permitirá a su vez resaltar la importancia de la escucha a los padres, parte esencial en la constitución psíquica del niño, para entender qué papel tienen ellos en el destino de dicho deseo.
Lola Nevares. Psicóloga con orientación psicoanalítica. Orientadora y miembro de Forum Madrid.
Albertina Galiano. Psicóloga con orientación psicoanalítica. Orientadora y miembro de Forum Madrid