Saltar al contenido
GÉNERO, TRANS-VERSALIDAD Y PSICOANÁLISIS

GÉNERO, TRANS-VERSALIDAD Y PSICOANÁLISIS

  • por
Transexualidad y psicoanálisis

“Género, trans-versalidad y psicoanálisis”.
4º ponencia del ciclo “Las diferencias sexuales, hoy” a cargo de Adolfo Berenstein.

El sábado 18 de mayo tuvo lugar la última conferencia del Ciclo de Sábados de este año “Construyendo brújulas para explorar nuevas realidades. Las diferencias sexuales, hoy”. Cerramos el ciclo con una enriquecedora ponencia de Adolfo Berenstein titulada “Género, trans-versalidad y psicoanálisis”.

Berenstein compartió sus reflexiones acerca del sexo y la sexualidad y aconsejaba escucharle sin diques de contención para juntos poder revisar las teorías psicoanalíticas sin quedarnos atrapados en el saber adquirido.

Reflexionar, teorizar sobre el sexo y la sexualidad no es tarea sencilla por su propia naturaleza enigmática y perturbadora. El sexo es el punto nodal en el que aparece con nitidez la propia inadaptación del sujeto consigo mismo y con los otros. En él se muestran las profundas discordancias del sujeto con el deseo y con los goces. Su carácter indescifrable alentó y alenta la proliferación de discursos dirigidos, tanto a revelar su secreto como a bloquear todo acercamiento a él.

El sexo, el cuerpo sexuado está bañado por el lenguaje, argumentos, interpretaciones y discursos de lo más variado. El sexo es el centro de especulaciones y polémicas entre diversas disciplinas. Su materia se inscribe en el mundo simbólico y su pertenencia no puede ser considerado, para nada, biológico.

Desde el origen se impuso fundamentalmente una sola dirección: prohibir y censurar la vida sexual sin saber que al hacerlo se multiplicaba su interés por ella. Se ejercía así la violencia del poder sobre el cuerpo sexual del individuo. Desde entonces y hasta ahora la sexualidad se ha encontrado bajo la mirada de la medicina, la psiquiatría, el psicoanálisis y la pedagogía, creándose discursos polémicos sobre la misma. Discursos que envolvían y envuelven de patología ciertas manifestaciones del sexo, al igual que tendían y tienden a normalizarlo o pautarlo.

Berenstein nos trasladó a Londres a comienzos del siglo XVIII, momento en el que apareció un texto panfletario sobre la masturbación. Este acontecimiento fue creciendo con el tiempo y tomó relevancia social, económica y política. La sexualidad era ya objeto de control, dominio y vigilancia. Se censuraba y prohibía su ejercicio libre por ser una amenaza para el crecimiento de la población. Dentro del contexto familiar los padres controlaban la sexualidad infantil por el bien del desarrollo de sus hijos. Se creaban normas pedagógicas y preceptos morales que la acotaban y se validaba únicamente la sexualidad con fines reproductivos. Se inscribió el sexo en lo social, como norma por el bien de la natalidad o como amenaza rechazándolo. Con el tiempo este fenómeno perdió relevancia, pero para entonces ya había dejado su huella moral en los textos psiquiátricos y en la sociedad.

Tiempo después Freud escribía sobre la sexualidad y contra su innatismo, se enfrentaba a lo establecido. La relación entre la sexualidad y la infancia no era una invención freudiana, el lazo ya venía de la publicación sobre la masturbación años antes. Freud se encargó de elevar la sexualidad infantil al rango de discurso y a partir de su obra los niños hablaban y su voz era escuchada. Convirtió la sexualidad en una construcción compleja con múltiples tonalidades que no tenía que estar el servicio exclusivo de la reproducción. También mantenía que la bisexualidad binaria, hombre-mujer, era originaria cuando lo que acontece es que la cultura, la organización simbólica de cada época, es la matriz en la que se apoya cualquier intento de hacer inteligible la sexualidad. Las disposiciones sexuales binarias no son meros hechos primarios, prediscursivos, son el resultado impuesto por la cultura dominante. Por lo tanto, no es la cuestión bisexual originaria y natural la que da lugar a la ley como pensaba Freud, a sino al revés. Es la ley la que configura este orden.

El ordenamiento bisexual es el resultado de un largo recorrido psicológico y social, de costumbres y hábitos que forman el imaginario social y ha sido transmitido de generación en generación por la ley. Los cambios en las prácticas sexuales nos llevan a pensar sobre sus efectos y cuestionarnos por qué desde el psicoanálisis y sus teorías sostenemos un sistema binario, hombre-mujer, que entiende como patología todo lo que se sale de este eje.

Berenstein apuesta por una profunda revisión de las teorías psicoanalíticas aclarando que eso no significa despreciar lo conocido. Una revisión compleja que se encuentra con las resistencias del saber adquirido dentro del psicoanálisis mismo. Advierte que sin esta revisión estaremos ciegos y sordos ante los relatos y las vivencias de nuestros pacientes. La revisión de los constructos teóricos es necesaria para que podamos acercarnos a lo real actual social que es diferente a otras épocas.

En esta jornada Berenstein compartió su forma de pensar el sexo, la sexualidad y la vida sexual de las personas. Campo repleto de interrogaciones que convocan a seguir reflexionando y generando pensamiento a todos aquellos psicoanalistas comprometidos con la sociedad actual y sus padecimientos.

Gabriel Ianni se encargó de la presentación y de la clausura de la jornada informando a los asistentes de que la revista En Clave Psicoanalítica editará un nuevo número especial con el contenido más relevante de las ponencias. También se le invitó a asistir al ciclo del curso que viene “Los rostros de la masculinidad”.


Entradas Similares del Autor:

¿Hablamos?
Call Now Button