… me viene a la cabeza la sorpresa y la curiosidad que se le pinta en la cara a un niño pequeño al abrir un grifo para que salga el agua, o al encender el interruptor de la luz, iluminando así una habitación a oscuras. ¡Es mágico!
Quizá este niño que tengo en la cabeza, no es el niño de la actualidad – que está muy acostumbrado a apretar botones – y en realidad estoy haciendo una proyección de cómo a veces nos podemos sentir (nosotros, los adultos) ante el mundo de la tecnología. Para algunos parece tener ese punto algo diestro (apuntando a la destreza necesaria) y ese punto algo siniestro de lo mágico.
Eso “casi mágico”, – cercano al grifo y al interruptor de ese niño que tengo en la cabeza – y que para nosotros – tal vez- supuso la entrada en nuestros hogares de esos equipos que nos permiten enterarnos de todo al minuto, tener información al alcance de un clic, – fidedigna o no – comunicarnos con otros en la otra punta del mundo – con imágenes o no- ver sucesos en directo, investigar, navegar, jugar, enamorarnos, seguir a otros, tener ídolos cuyo mérito es tener cuantos más seguidores mejor.
La nuevas tecnologías… nos fascinan, nos ayudan, las tememos…. vemos a nuestros chicos colgados a las redes (y fijaos en las palabras que utilizamos –colgados), o jugando absortos durante horas con unos personajes que nos horrorizan, a juegos que no entendemos, poniendo en escena algo de ese desconocimiento que nos producen nuestros adolescentes al crecer…. De nuevo me surge la poderosa imagen de “lo mágico”, lo desconocido, lo que no controlo, lo que me excluye… lo siniestro.
Nos resulta difícil mantenernos equidistantes, y no sé si esta polarización en la que inadvertidamente nos colocamos nos hace estar suficientemente abiertos frente a este fenómeno, que ha llegado para quedarse y que probablemente aumentará de manera que ni siquiera podemos imaginar.
Algunos de nuestros colegas, como Gabriel Ianni*, plantea la dificultad de pensar la infancia y la adolescencia actual sin considerar el “ambiente tecnológico” en el cual transcurren.
“Pensar acerca del juego infantil nos permite poner una lupa para pensar las infancias de hoy”, y continua, “Lo mediático de la información y la comunicación pueden pensarse, en este sentido, como un espacio de subjetivación en el cual los nativos digitales arman su subjetividad y realizan aquellas tareas psíquicas propias de su devenir vital. Y si del jugar se trata, las pantallas parecen constituir, hoy, esa territorialidad elegida por niños y adolescentes para el despliegue de su actividad lúdica”.
En esa misma dirección, Martín Vul en un artículo del 2010 se pregunta “si la omnipresencia de la tecnología en la vida actual puede llegar a tener un alcance tal que juegue un papel muy importante y totalmente novedoso en el proceso de construcción del psiquismo infantil”.
Continuo con la cita: “Esta hipótesis que indudablemente deberá ser sometida, en algún momento, a una contrastación empírica, se convierte en motor de pensamiento para poder ir afinando y acotando el amplio espectro de problemáticas que dispara esta temática”.
Sí, es amplio el espectro de problemáticas que dispara esta temática: es tanto lo que nos convoca el “ambiente tecnológico”: la banalización de la relaciones afectivas, el narcisismo prevaleciente en donde lo que cuenta es la imagen, las relaciones a través de las redes sociales, la necesidad de tener seguidores, el éxito medido en función de “likes”, las páginas de contacto, la cosificación del otro y casi del sí mismo en esas relaciones virtuales que van y vienen a la velocidad de un clic.
Esos niños, que aún no dominan el lenguaje, y ya están con la Tablet en la mano, con pericia digital, pero casi sin palabra, o esos otros, que jugando en la Wii parecen ser expertos en tenis, fútbol, escalada, sin poner el cuerpo en juego… de alguna manera, tendemos en pensar más en los riesgos que en los retos, entendidos como oportunidad, aventura, novedad.
Me pregunto si no deberíamos evitar la generalización. ¿Se trata de la edad a la que se tiene acceso, el tiempo de uso, la finalidad? ¿O nos tendremos que plantear como siempre el uno a uno? Mucho que pensar, mucho que reflexionar.
*¿Play o Game? Del juego simbólico a los videojuegos: Reflexiones Clínicas. Gabriel Ianni. 2019
** Niñez y Tecnologías: para un entrecruzamiento posible entre los avances tecnológicos y la construcción del psiquismo infantil”. Martín Vul. 2010. Revista Digital El Psicoanalítico. Nº 6.
Licenciada en Psicología.
Miembro de la Comisión Directiva y docente de AECPNA.
Codirectora de la Revista En Clave Psicoanalítica.