Presentación del encuentro con Gisela Untoiglich: “Los desafíos de la clínica infantil en tiempos de pandemia”
Entendemos que lo imprevisto tiene que ser abordado, porque no podemos y no debemos escapar a esta reflexión que se impone: cómo trabajar con, en y desde la pandemia. Cómo elaborar lo que significa en el plano de lo íntimo, de lo privado y de lo público, en el plano de lo individual y de lo social.
Nombro algunas inquietudes que seguro aparecerán hoy, como aparecen en cada charla que mantenemos entre colegas o con amigos.
La primera. Los niños y adolescentes y sus malestares. ¿Cuáles son, cambiaron tanto? Hablamos en ocasiones de familias o niños que han mejorado en estos dos meses. ¿Es cierto, cuales son, se mantendrá?, ¿Qué les significa a los niños estar señalados por ser vectores de contagio? ¿Qué lazos de sentido, dice una colega amiga, han dejado de funcionar?, ¿Qué hay de una inmunidad comunitaria que no integra el cuidado de todos dejando a tantos fuera, (ancianos, extranjeros, sin papeles, desempleados, los diferentes en lo psíquico y en lo social), ¿Qué nueva narrativa social y política más humana y menos desorganizada y generadora de paranoia debemos ayudar a construir?
Se trata de cómo pensar desde la humildad que nos impone asumir lo poco que sabemos aún sobre este acontecimiento y sus efectos. Como pensar desde la caída de una omnipotencia estallada que no deja lugar a la predicción. Me preocupa que la alarma con la que nos inundan los medios de comunicación por el incremento “desmesurado” del sufrimiento psíquico nos distraiga de una tarea esencial: prevenir allí donde las condiciones de partida aseguran, sin casi lugar a dudas, un resquebrajamiento. Esta pandemia, sin duda castigará al que peor lo tiene, se cebará con quienes ya son los sufridores, los vulnerables. Hablo de pensar en los grupos de riesgo: los que atraviesan o atravesaron duelos de familiares y amigos, de los niños institucionalizados, de los que padecían problemáticas graves anteriores, de los desfavorecidos.
La segunda: La noción de temporalidad y espacialidad de cada paciente, de cada analista, de cada familia, de cada institución se ha modificado, está siendo sacudida. “Equilibrios inestables”, recordaba Gisela Untoiglich, en un artículo. De eso trata ahora nuestro cotidiano. Los marcos en los que trabajamos se han dislocado: encuadre, distancia, neutralidad, gestos, transferencia. Cada foro virtual de nuestra profesión intenta dar cuenta de estas cuestiones, todo ello mientras somos interpelados en el aquí y ahora.
La tercera: Confinamiento-aislamiento. Pensar el confinamiento, esa palabra que conlleva una pena, un castigo, una vigilancia, un encierro, pero que también nos lleva a los confines, a lo más lejano, a la frontera, a los límites. ¿De quién?, ¿de nosotros, de los otros, de nuestra mente, de nuestra casa, que ahora para muchos deviene refugio, hogar. Estamos dentro pero a la vez nuestra tarea es salir fuera, allí donde el paciente nos demanda.
Un paciente de 9 años me decía en el primer encuentro por pantalla, “esto no es estar juntos”, y ese día, apenas pudo jugar. Una o dos sesiones más tarde, comenzó a jugar, pero para él la noción de estar juntos está quebrada. Su figura de apego significativa, su abuela del alma está intocable, le han dicho que él puede dañarla. No quiere ni puede hablar con ella, ni de ella, desde que comenzó la cuarentena. No encuentra un modo de estar junto a ella, igual que le cuesta encontrarlo conmigo. Ambos padres son médicos, en puestos bastante comprometidos en la lucha contra el COVID. Su madre ha estado en casa, aislada porque se ha contagiado. La siente cerca, lejos, junto a él, aislada. De eso no quiere hablar. En tanto dibuja comics de superhéroes salvadores, y construye con Lego refugios inexpugnables en montañas alejadas. Me pregunto, ¿cómo hacerle volver a un espacio seguro, pero a la vez seguramente cambiado y diferente?
De esto y de muchas otras cosas más espero que podamos reflexionar juntos.
Gisela Untoiglich es Dra. en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Codirectora académica del Curso de Posgrado “Despatologizando diferencias en la clínica y las aulas. Organizado por Forum Infancias y FLACSO. Codirectora del Programa de Actualización: “Problemáticas Clínicas Actuales en la Infancia” UBA – (2006-2015). Profesora invitada por diferentes instituciones y universidades nacionales y extranjeras de México, España, Uruguay, Brasil y Chile. Ganadora del Premio Facultad de Psicología 2005: “Aportes de la Psicología a la problemática de la niñez”.
Es además miembro fundador del Forum Infancias. Supervisora de equipos de diferentes instituciones públicas y privadas. Autora y coautora de numerosos textos, entre ellos, un nuevo libro para niños y no tan niños: Y acá estoy… con el mundo patas para arriba (cuarentena 2020) y libros para profesionales, algunos son: Infancias. Entre espectros y trastornos (Paradiso, México, 2017) Autismos y otras patologías graves en la infancia (Noveduc, 2015); En la infancia los diagnósticos se escriben con lápiz (Noveduc, 2013), Y un libro a punto de salir: Las promesas incumplidas de la inclusión. Prácticas desobedientes, con ella y Graciela Szyber, como compiladoras.
Edith Bokler
Psicóloga Sanitaria. Psicoterapeuta.
Miembro del Equipo directivo y docente de AECPNA.