En Clave Ψª: Hace ya más de 20 años que surgió AECPNA. Y se cumple ahora un año desde que se hizo el cambio de Presidencia. El relevo de una presidencia que llevaste durante todo este recorrido, siendo ahora, como es connatural y propio, presidenta de honor. Es un buen momento, incluso diríamos que necesario, para hacer recuento, hacer historia. Como analistas sabemos que toda historia tiene un previo, pero ese previo ya lo conocemos, desde la entrevista a las fundadoras (En Clave Psicoanalítica Nº0). Cuéntanos en esta ocasión tu experiencia al frente de un equipo que ha sostenido este proyecto tan importante a nivel personal y profesional para ti y para todos, durante tanto tiempo.
Me surgen dos palabras clave: deseo y equipo. Este proyecto se ha sostenido durante 21 años fundamentalmente por la presencia de DESEO en el equipo. Lo afirmo con mayúsculas porque el deseo es el motor. Teniendo un deseo común, casi todas las dificultades personales y diferencias profesionales que pudieran interferir, se superan sin duda.
Desde el principio tuve claro que era impensable cristalizar en solitario un proyecto de estas características. La primera Comisión Directiva estaba constituida por Leonia Fabbrini, Luisa Marugán, Soledad Paris y yo. Fueron elegidas como colaboradoras porque eran portadoras de ese deseo al que me he referido, insoslayable por encima de todo conocimiento o aptitud.
Mis colaboradoras y yo, compartíamos de igual a igual un absoluto desconocimiento sobre cómo dar cuerpo a una Institución; pero al mismo tiempo teníamos la convicción de que ese desconocimiento lo convertiríamos en una experiencia vital y profesional muy rica y altamente valiosa.
Nuestras afinidades, capacidad de lucha, intenso entusiasmo, enorme generosidad, coincidencia de puntos de vista y un largo etcétera, nos convirtió en un equipo sólido, muy unido y en el que primaba una muy entrañable y afectuosa relación aún con las inevitables y deseables diferencias. Aprendimos mientras recorríamos este camino de darle vida a esta Asociación Escuela.
A este equipo inicial y a lo largo de estos 21 años se introdujeron sucesivos cambios. El primero fue aumentar el número de miembros de la Comisión Directiva.
Luego, se fue dando el proceso natural de miembros que renunciaba y otros que se incorporaban. Las personas fueron cambiando, pero permanecía incólume la ideología de una institución siempre en crecimiento, dinámica y creativa.
A nivel personal fue un desafío, un compromiso pleno y la realización de un sueño largamente postergado, pero nunca olvidado. Es más, personalmente ha sido una pasión, como ha sido y sigue siendo una pasión el trabajar con niños, adolescentes y sus padres. Las pasiones no se deben abandonar…. Hasta que ellas nos abandonen naturalmente. Hace un año decidí renunciar a mi condición de presidenta pues tuve la sensación, nada agradable, de convertirme en presidenta vitalicia. Las presidencias vitalicias son antinaturales desde mi punto de vista. Estaba convencida que era un buen momento vital y profesional para dar paso a la gente joven que tuviera deseo y entusiasmo para dar continuidad a la institución con el agregado de nuevas ideas adaptadas a los tiempos actuales. Durante este año la nueva C.D ha dado muestras de una capacidad y eficiencia indiscutibles, lo cual me produce una enorme satisfacción, alegría y GRATITUD. Ha sido una renuncia pero no un abandono ya que continúo impartiendo mis clases y participando en la tarea de relación con otras instituciones. Además, mi condición de presidenta honorífica me honra plenamente.
En Clave Ψª: Una empresa muy ilusionante, pero también muy compleja y difícil. Desde una cierta distancia, ¿cómo contemplas ahora la trayectoria de AECPNA?
Desde hoy, la veo como una trayectoria muy ilusionante pero también, compleja y difícil. Con perspectiva, recuerdo momentos buenos, muy buenos, malos y muy malos, como debe ser. Por supuesto que la balanza se inclina hacia los muy buenos pues de lo contrario no habríamos llegado hasta aquí.
Ha sido un movimiento siempre en espiral hacia el progreso y el enriquecimiento de la institución. Mirado con perspectiva, AECPNA nunca ha estado estática sino siempre dinámica y en evolución. Esto, ha mantenido siempre encendida la llama de la ilusión.
Personalmente considero que liderar no es tarea fácil, a pesar de la realimentación narcisística que conlleva.
Habría sido más sencillo si mi postura como líder se hubiera basado en “Esto se hace así porque lo pienso yo”. Lejos estoy éticamente de una actitud semejante. Si yo tenía una idea, la ponía sobre la mesa para ser escuchada y trabajada por todos los colaboradores. Escuchar, es una palabra clave para liderar en democracia. Escuchar con apertura; muchas veces he modificado mi idea inicial gracias al aporte de los demás.
Democracia es un concepto que aprendí muy tempranamente en mi vida, y que me guio en ella, gracias a los relatos emocionados de mi padre (joven inmigrante en Argentina) sobre el dolor y el intenso sufrimiento de mujeres y hombres durante la guerra civil y la dictadura. Si uno tiene un proyecto, un objetivo al que se desea llegar, toda postura no democrática resulta un obstáculo insoslayable.
Esto, no te exime de momentos de soledad, profunda soledad. Esa que se te impone cuando sólo uno tiene en sus manos la última palabra. Felizmente no han sido muchos.
En Clave Ψª: Un distintivo de la formación en la asociación escuela es el trabajo con padres; ¿Cuál sería el germen que dio lugar a esta forma específica de trabajo cuando se aborda la terapia con niños y adolescentes?
El germen que históricamente dio lugar a esta forma específica de trabajo en la terapia analítica con niños y adolescentes fue mi propia formación y experiencia. Lo primero, fue la carrera de psicología de la Universidad Nacional de Buenos Aires de orientación psicoanalítica en su totalidad. Muy pronto, en mi trayectoria universitaria, descubrí mi interés por el trabajo con niños y adolescentes, aunque en las sucesivas asignaturas no se aludiera al trabajo con los padres. Las preguntas se me iban acumulando y años más tarde, cuando comencé a trabajar, me encontré huérfana de saber sobre los padres de mis pequeños y medianos pacientes. En el encuentro clínico los niños y adolescentes no vienen solos y así recorrí un largo camino de observación, investigación y reflexión sobre qué hacer con los padres. Se trataba de la búsqueda de un método acorde y en armonía con la teoría que profesaba. Hoy lo tenemos.
Es un método que enriquece y facilita el trabajo con niños y adolescentes, gracias a él, el éxito terapéutico es infinitamente mayor.
Hoy, no logro imaginar el análisis de un paciente sin incluir a sus padres y trabajar con ellos también, como estrategia terapéutica insoslayable.
En Clave Ψª: Este método ha quedado estructurado en coautoría en el libro “El Quehacer con los Padres”. ¿Cómo surgió y cómo fue la experiencia de la escritura a 3 voces?
Efectivamente, el método ha quedado plasmado, en coautoría, en el libro “El quehacer con los padres. De la doble escucha a la construcción de enlaces” – HG editores 2010 -, con Susana Kahane e Iluminada Sánchez. Entre las tres dimos forma a una larga trayectoria de reflexiones, interpelaciones y constataciones en la práctica con niños, adolescentes y sus padres. Fuimos constituyendo entre las tres un sistema de trabajo muy ilusionante que nos estimulaba a buscar la manera de transmitir y plasmar nuestras ideas, resultado de los años de intercambios, estudio, lecturas, todo ello guiado por los interrogantes a los que nos confronta la propia clínica.
Precisamente por habernos resultado una experiencia tan especial, en el libro incluimos el apartado “Nace un libro” donde contamos cómo surgió su escritura y cómo fue la experiencia de llevarlo a cabo a tres voces. Puedo decir que las tres compartimos un recuerdo muy grato de la experiencia; la evocamos como una etapa fecunda y creativa, codo a codo, en un unísono.
En Clave Ψª: ¿Cuál piensas tú que sería la diferencia fundamental entre un trabajo de pareja y un trabajo con padres?
Es una pregunta difícil de responder porque su respuesta me lleva todo un año para transmitírselo a mis alumnos. Intentaré resumirlo en pocas palabras. En la psicoterapia de pareja, trabajamos facilitando el despliegue transferencial. Favorecemos la asociación libre y sostenemos la regla de abstinencia para que surjan los contenidos inconscientes, que serán interpretados, y de ese modo llegar al momento actual con sus conflictos, inhibiciones y enfermedades.
En la psicoterapia con la pareja de padres, formamos un equipo de trabajo con ellos en pro de un objetivo común: el hijo/a. Para ello, nos manejamos con una transferencia controlada, no estimulamos la asociación libre y no nos introducimos en la interpretación de la historia pulsional de los padres. La regla de abstinencia la respetamos en lo que tiene que ver con nosotros, no así en cuanto a ciertas preguntas o dudas de los padres sobre su hijo/a que deben ser disipadas.
El trabajo con lo inconsciente de los padres se limita, ni más ni menos, a centrarnos en las repeticiones, les ayudamos a tomar consciencia de ellas. Lo realizamos estableciendo nexos, enlaces, entre la historia de ellos como hijos en la relación con sus propios padres y la historia de ellos como padres en la relación con su hijo/a. En este sentido favorecemos un proceso de discriminación y diferenciación entre lo que corresponde al hijo/a y lo que les corresponde a ellos en la patología del hijo/a. Es un abordaje transgeneracional. El resultado final es el cambio positivo que tiene lugar en la relación de los padres con sus propios padres, en la relación de los padres con el hijo y en la relación de los padres entre ellos.
En Clave Ψª: Desde el inicio de AECPNA han pasado más de 20 años y la sociedad ha cambiado. ¿Cómo inciden las nuevas formas de familia en nuestra tarea con los padres de nuestros pacientes niños y adolescentes?
En lo fundamental nuestra tarea no se diferencia. Al decir fundamental me refiero a la doble escucha, múltiple y activa hacia padres e hijos, sea cual sea la forma de familia.
Debemos pensar en el futuro de la Asociación Escuela; un futuro que necesita continuar con imaginación, creatividad e investigación.
Plantearnos preguntas como: ¿De qué y por qué sufren los niños y adolescentes en esta sociedad actual? ¿De qué y porqué sufren los padres en esta sociedad actual? ¿Cómo se entrecruza el sufrimiento de unos y otros? ¿Cuáles son los conflictos y patologías de los milenial?
Estas y muchas otras cuestiones deben ser investigadas sin cesar para que el psicoanálisis avance en las próximas décadas al mismo ritmo que otras ciencias humanas y para que este legado llamado AECPNA siga ofreciendo una formación sólida, reconocida desde dentro y desde fuera, por otras instituciones. Es una tarea interminable.
Luego, lo creado e investigado debe ser escrito. Lo que no se escribe se pierde inevitablemente, como si no hubiera existido.
En Clave Ψª: muchas gracias, Ana Mª. Celebramos contigo, en este momento donde has dado el relevo, el éxito logrado de esta andadura, siempre en movimiento, que inauguraste junto a nuestras queridas compañeras Leonia, Luisa y Soledad. Un relevo donde el testigo se ha recogido con esa ilusión necesaria y que tan bien has sabido transmitirnos. Igualmente, en nombre del nuevo equipo directivo, queremos agradecerte y reconocerte la bien llevada tarea directiva y construcción de este espacio de estudio y formación, de encuentro e intercambio, y en definitiva, de un lugar de pertenencia.