Póster presentado en el VIII Simposio de la sección de psicoterapia psicoanalítica FEAP “Intimidad e identidad en la cultura de la inmediatez”, 23 y 24 de noviembre del 2018.
Introducción
La Asociación Escuela de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes de Madrid (AECPNA) trabaja desde el 2012 en colaboración con la Asociación para la Integración del Menor Paideia en el Dispositivo de Atención Psicoterapéutica atendiendo a niños/as y adolescentes en situación de riesgo de exclusión social.
·Paideia es una entidad con una larga experiencia en el trabajo con menores y familias en situación de riesgo, conflicto y dificultad social. La mayoria de los menores son de países extranjeros o nacidos en España, pero con padres que mantienen costumbres culturales de su país de origen. La solicitud de ingreso en Paideia se da a través de la familia o recursos comunitarios de la zona.
·El Dispositivo psicoterapéutico se propuso ante la necesidad de apoyo psicológico en los menores que acudían a Paideia. Nace con la intención de ofrecer un espacio donde atender el sufrimiento psíquico y acompañar en el proceso de crecimiento, velando por su bienestar emocional. Las derivaciones al Dispositivo se hacen a través de los educadores (subrogados paternos), de la familia o directamente del menor. En la actualidad, existen dos servicios de atención psicológica: uno para niños/as y otro para adolescentes.
Identidad y proceso migratorio
Después de estos años de trabajo reflexionamos acerca del proceso migratorio y la incidencia que tiene sobre la construcción de la identidad, sabiendo que el Edipo en la infancia y su reedición en la adolescencia son momentos clave en este proceso. El niño sostiene la imagen de sí mismo en la imagen que los padres y el mundo adulto le dan, y el adolescente tendrá que hacer el trabajo de desasirse de estas identificaciones para poder hacer otras nuevas. La identidad hace referencia a un sentimiento de sí que es continuo en el tiempo que se sostiene en el otro. Sin embargo, su estabilidad se ve afectada por las pérdidas y el sujeto habrá de ir recomponiéndose narcisísticamente e ir reconstruyendo el relato sobre sí mismo.
El proceso migratorio refleja una discontinuidad y ruptura que conlleva un trabajo psíquico de envergadura el cual será necesario historizar. Cada individuo, como nos enseñó Freud citando a Goethe, tendrá que hacer suyo este paquete identificatorio, remodelarlo y desde ese cimiento armar lo nuevo que pueda inventar.
Interrogantes
¿Cómo viven el proceso migratorio estos menores cuando se encuentran en un momento clave de construcción de la identidad y en un entramado familiar complejo?
¿Qué lugar ocupa a nivel psíquico el proceso migratorio para estos menores? ¿Existe relación entre su sintomatología y el proceso migratorio?
Si el sentimiento de identidad se desarrolla en el vínculo con el otro ¿Qué sucede cuando se producen separaciones tempranas? ¿Cómo afectaría al proyecto identificatorio?
Reflexiones
Planteamos que tras los motivos de consulta manifiestos se encuentran los motivos latentes, en muchos casos relacionados con las rupturas y desligazones que supone el proceso migratorio. Esta es una posible lectura que dota de significado la sintomatología de los pacientes, pero sabemos que los síntomas remiten a una pluralidad de factores determinantes (sobredeterminación) y que por sí mismo el proceso migratorio no es patológico. Consideramos que avala esta hipótesis la transferencia que se instala con estos menores. Es frecuente, sobre todo en adolescentes, que se ausenten o no acudan, ocupando las analistas ahora el lugar del que es abandonado sin palabras y sin explicación.
·La psicoterapia permite poner en cuestión la propia identidad de extranjero, posibilitándose así su reinvención. En esta tarea los adolescentes atendidos se encuentran con un plus añadido, pues en la adolescencia es además propio el extrañamiento con uno mismo. El adolescente ya no es un niño, tampoco un adulto, y al propio extrañamiento se añade que socialmente son “extranjeros”, jugándose en estos casos su identidad en lo real.
·Es necesario desprenderse de los prejuicios sociales sobre el inmigrante o el extranjero, a los que están identificados, para poder pensar qué hombre o qué mujer quieren ser. Se trabaja el pasaje del yo ideal al ideal del yo para favorecer su proyección en un futuro.
·Al llegar a menudo se ven inmersos en un discurso incoherente entre los valores de la escuela, la sociedad española y los de sus familias, lo cual genera conflictos identitarios y el cuestionamiento de a quién ser leal.
·La migración es un cambio importante en la vida de un individuo y puede convertirse en factor desencadenante de amenazas al sentimiento de identidad. No perturba a todos los sujetos por igual ni todas las personas lo viven de la misma forma, depende del momento. Observamos que, aunque en todos los pacientes la migración deja huella no en todos tiene los mismos efectos en su estructuración psíquica ni en su vivencia.
·Ante la migración observamos diversas respuestas, como ambivalencias surgidas hacia el país de origen y el de acogida, y aspectos disociados o negados relacionados con su identidad cultural. Se da una ambivalencia porque en su país quedan recuerdos, vivencias y personas significativas para ellos; afortunadamente también se quedan la violencia y la pobreza. Aquí acceden a recursos de tipo formativo o sanitarios que allí no tienen “allí no hay un centro como este”, o incluso a una protección legal “aquí no me puede pegar”, y también se produce el anhelado reencuentro con su padre o con su madre; pero desafortunadamente son “extranjeros”, con las connotaciones negativas que ello conlleva, y viven el duelo de la migración.
-En otros casos se da la idealización del país de origen como un lugar mítico, donde quedan prendados nostálgicamente.
·La construcción de la identidad conlleva un trabajo psíquico impuesto por la ligazón que atañe a lo intersubjetivo. La terapia les ayuda a elaborar ideales y mandatos familiares puestos en juego en la construcción identitaria facilitando la alteridad y la diferencia.
·A nivel familiar el proceso migratorio no va acompañado de palabras ni de sentido lo que puede hacer que la elaboración de la pérdida se convierta en tabú. Esto conlleva que las fantasías que se ponen en juego cobren fuerza en la construcción identitaria, como ocurre con los secretos familiares.
·Observamos identificaciones a las figuras paternas que complican la adaptación en España, como son los casos de pacientes con dificultades para hablar el idioma del país de origen de los padres de la misma forma que ellos tenían dificultades para hablar español.
·Los menores que al llegar aquí se encuentran con una madre o un padre que apenas conocen y que idealizaron en un primer momento, han de confrontar la distancia que viven entre este padre o madre imaginario y el real, lo cual implica una recolocación del propio lugar como hijo.
·Ante la ausencia de los padres, otros familiares pasan a ocupar su función de figuras referentes, apoyándose los menores en ellas como sostén narcisista (una abuela, un tío, un hermano…). En algunos casos, ante la carencia de un otro que sostenga el propio narcisismo, la necesidad de idealizar esta figura se hace imperante.
·Los vínculos mantenidos por los menores con sus cuidadores en ausencia de los padres, y la forma en que estos padres se hacen presentes en su ausencia, son factores significativos en cómo viven el proceso migratorio.
·Es fundamental recalcar que estos pacientes son un ejemplo de fortaleza ante la adversidad y entender que el hecho de vivir en una situación de desventaja social no es sinónimo de sufrimiento psíquico ni implica en sí misma el desarrollo de una patología.
Para más información sobre la forma de trabajar en el Dispositivo consulta el número 10 y 11 de la revista En Clave Psicoanalítica.
Equipo del Dispositivo de Atención Psicoterapeutica AECPNA-PAIDEIA (Octubre 2018)
J. S. Aduriz, C. Cobo, V. Conde, A. B. Fernández-Hijicos, G. González, N. Sánchez-Grande